Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara de Puertos Privados Comerciales de Argentina, alertó que el caudal del río Bermejo ha creado un cuello de botella logístico que estaría restringiendo el ingreso de soja importada desde Paraguay, según consignó GlobalPorts.
En una reciente entrevista concedida a Chacra Agro Continental, el empresario alertó sobre las graves consecuencias que están generando las demoras en la internación de soja paraguaya, un insumo vital para sostener la actividad industrial antes del arranque de la cosecha local.
El problema tiene su epicentro en la confluencia de los ríos Paraguay y Paraná, particularmente en el Paso Bermejo, donde la fuerte sedimentación producto del caudal del río Bermejo ha creado un cuello de botella logístico.
“La situación es muy compleja. Hay un punto donde desemboca el Bermejo que, por su gran aporte de agua y sedimentos, obliga a dividir los convoyes de barcazas para poder pasar, generando una congestión enorme”, explicó Zubizarreta.
Este embudo natural ha ralentizado el tránsito fluvial, obligando a que las naves crucen de a una, en un proceso que afecta a más de 500 navíos y compromete el flujo necesario de materia prima para la molienda local.
La soja importada bajo régimen de importación temporaria es procesada en plantas argentinas y reexportada como harina y aceite, productos en los que Argentina se mantiene como líder mundial. La falta de esta “soja primicia” pone en riesgo la continuidad operativa de las fábricas antes de la llegada de la cosecha doméstica.
El impacto no es menor, ya que “los costos de esta ineficiencia los paga todo el sistema”, subrayó Zubizarreta.
El perjuicio se traduce en un incremento en los fletes fluviales, ya que la disminución de la frecuencia de viajes de los armadores -que en lugar de diez viajes mensuales pueden realizar apenas siete- repercute en un encarecimiento generalizado de la logística.
Aunque el fenómeno de creciente y sedimentación no es nuevo en esta época del año, su gravedad actual ha sido “extraordinaria”, según el dirigente, resultado de factores climáticos excepcionales en los orígenes del río. Esto desnuda también la vulnerabilidad de una infraestructura fluvial que necesita inversiones sostenidas para acompañar la dinámica comercial.
En ese sentido, Zubizarreta resaltó la importancia estratégica de la nueva licitación de la Hidrovía. Mejorar la profundidad del río permitiría no solo aliviar los cuellos de botella actuales, sino también optimizar la carga de los buques, reduciendo hasta en más de 10 dólares por tonelada los costos logísticos. Lo tratado, en un mercado global cada vez más competitivo, resulta vital para sostener la posición de la agroindustria argentina.
La paradoja de fondo que se revela es aún más profunda. Argentina, que cuenta con una infraestructura industrial de molienda de soja de las más grandes del mundo, padece una capacidad ociosa crónica. Las grandes inversiones realizadas hace años anticipaban un crecimiento de la producción que nunca se materializó, en gran parte, según Zubizarreta, por la “carga fiscal fenomenal” que desincentiva al productor nacional. “Por cada tonelada, el Estado se queda con más de la mitad”, criticó.
Ante esta situación, la soja paraguaya y brasileña representan una bocanada de oxígeno para mantener activa la industria local. Y con mejoras en la navegabilidad, Argentina podría convertirse en una verdadera “aspiradora de soja”, impulsando la actividad portuaria, industrial y exportadora. El desafío está planteado: sin logística eficiente, no hay competitividad posible.