Por Redacción PortalPortuario/Agencia Reuters
Una disputa entre Petrobras y la siderúrgica Gerdau retrasará por al menos un año el primer desmantelamiento de un buque de producción, almacenamiento y descarga flotante (FPSO) en Brasil, según dieron cuenta fuentes familiarizadas con el asunto.
Lo tratado supone un revés para los astilleros brasileños, ya que la operación había sido aclamada como una oportunidad para reinventar a los constructores navales brasileños en faenas difíciles como reciclaje industrial. La petrolera estatal del país sudamericano planeaba gastar USD 9.900 millones en los próximos cinco años para retirar otros 10 navíos del mismo tipo.
El FPSO de 45.000 toneladas, llamado P-32, debía concluir su desmantelamiento en diciembre de 2024 en el marco de un nuevo programa de sostenibilidad de Petrobras. En cambio, las obras comenzaron apenas el mes pasado, según Benito de Oliveira Gonçalves, presidente de un sindicato local de trabajadores metalúrgicos del estado de Rio Grande do Sul.
El gremialista añadió que una disputa entre Petrobras y Gerdau por la retirada de residuos de petróleo del buque había paralizado las obras durante más de un año.
Otra persona familiarizada con el asunto, que pidió no ser identificada, dijo que el navío llegó al astillero con 30 millones de litros de agua aceitosa y 270.000 litros de diésel marino a bordo, sin un consenso sobre cómo pagar su remoción.
El diésel marino se ha extraído y vendido a una refinería local, en línea con lo comentado por Goncalves, pero aún es necesario limpiar el agua contaminada con el carburante antes de poder desmontar el casco. Para el próximo mes se debería contratar a una empresa para ese trabajo, añadió la persona que habló en condición de anonimato.
Un ejecutivo de Petrobras, que también solicitó el anonimato, afirmó que la petrolera y la siderúrgica estaban en conversaciones sin llegar a un acuerdo sobre cómo dividir los costos adicionales. Hasta el momento, no estaba claro quién había pagado los servicios adicionales.
Al ser consultada sobre la disputa, Petrobras afirmó que cualquier asunto contractual se discute en privado entre las partes. Gerdau afirmó que la operación de desmantelamiento está en marcha y que todos los procedimientos necesarios se llevan a cabo de forma responsable. Ecovix, que administra el astillero de Río Grande, se negó a hacer comentarios.
Gerdau adquirió el P-32 y un segundo buque, el P-33, por un valor no revelado en 2023, en un acuerdo que le otorga el derecho a desmantelar y reciclar la chatarra del buque.
Fue un contrato histórico que introdujo un nuevo modelo de negocio para los astilleros brasileños, que llevan años en dificultades. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, exmetalúrgico, ha priorizado la generación de empleos en los astilleros junto con Petrobras, que también ha encargado varios navíos nuevos.
Sin embargo, la disputa por el P-32 significa que el astillero de Rio Grande (Ecovix), en el sur de Brasil, aún no se ha beneficiado de las nuevas obras de desmantelamiento. Los costos con el buque en el astillero ya superan el valor del contrato de desmantelamiento firmado entre Gerdau y Ecovix, alrededor de 30 millones de reales (USD 5,13 millones), según una fuente.
El retraso en el desmantelamiento del P-32 también significa que el astillero puede perder el contrato para desmantelar el P-33, dijo la fuente, ya que tiene otros trabajos en fila, incluidos cuatro navíos para Petrobras.