Ernesto Piwonka: “Tsunami de contenedores”

Por Ernesto Piwonka, Ingeniero en Transporte PUC. 


Ernesto Piwonka, columnista PortalPortuario.cl

Los sismos que ha sufrido nuestro país desde 2010 han reavivado la preocupación por las consecuencias de los tsunamis y su asociación con la presencia de contenedores en zonas portuarias. En particular se ha dicho que, en caso de tsunami, los contenedores se convierten en proyectiles que podrían impactar a las personas y que, por ello, los puertos debieran tomar medidas al respecto.

Conviene analizar con detenimiento estas afirmaciones, que obviamente causan preocupación entre quienes viven en ciudades portuarias.

En primer lugar, ante un tsunami, no sólo los contenedores, sino cualquier elemento, será arrastrado por el mar. Entre tales se cuentan embarcaciones, vehículos, construcciones, escombros y, por supuesto, contenedores. Por ello resulta peculiar preocuparse sólo por éstos, cuando casi cualquier objeto podría causarnos tanto o más daño y los tendremos, seguramente, tanto o más cerca que un contenedor apilado dentro de un puerto.

Puerto Arica

En segundo lugar, y más importante aún, en un país del que se ha dicho que es el más sísmico del mundo y que cuenta con una costa de más de 4.000 km de longitud cabría esperarse que exista conocimiento de los efectos de un tsunami y de cómo actuar ante uno, y así es: la gran mayoría de la población sabe reconocer los precursores de un tsunami (sismo fuerte en el borde costero) y qué hacer en esa situación (evacuar hacia zonas altas y alejarse del mar), todo lo cual ha sido reforzado por programas de evacuación, simulacros, sirenas y muchas otras medidas que han sido implementadas por las autoridades.

En todas ellas hay un elemento básico en común: siempre hay que alejarse del tsunami, incluso aunque no haya ningún posible objeto contundente cerca, porque la fuerza del mar en tales circunstancias es incontenible.

En otras palabras, sabemos que se debe evacuar si hay riesgo de tsunami, porque de no hacerlo la probabilidad de perecer producto del impacto de las olas es muy alta. Y es por eso que las recomendaciones se basan en evitar ser alcanzados por el tsunami y no en protegernos de los objetos que éste pueda arrastrar: si eso ocurriera es porque ya habríamos sido atrapados por la ola.

Puerto de Iquique

Por otra parte, los daños materiales que los contenedores pueden producir son parte de las consecuencias de un sismo de gran magnitud seguido de un tsunami: simplemente no es razonable pensar en resguardar bienes ubicados en la costa ante este tipo de situaciones, que son de total y absoluta fuerza mayor.

Se han citado estudios internacionales sobre el tema. En mi experiencia, tales estudios se refieren más bien a proteger lugares tales como centrales nucleares, estanques de combustible y otros, sea porque su daño puede provocar contaminación o daños aún mayores, sea porque se necesita que tales instalaciones continúen funcionando. Como se ve, ello es muy distinto a pensar en “ser alcanzado por un contenedor”.

En definitiva, es positivo ser consciente de los riesgos y preocuparse por mitigarlos, pero también es necesario dimensionarlos adecuadamente y así orientar medidas a aquello en lo que sí podemos influir y cuyos efectos sean útiles, en lugar de mantener a la población inquieta por un peligro que está adecuadamente abordado de otras formas. Si usted se encuentra cerca de un puerto y ocurre un sismo importante, siga las recomendaciones habituales: aléjese lo más posible de la costa, a lo que podríamos agregar “no se preocupe de lo que viene con la ola, mientras esté lejos de ella”.


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