Juan Duarte: ¿Está América Latina preparada para puertos resilientes al cambio climático?


Juan Duarte es CEO de DUAGA y Presidente Ejecutivo de la Asociación Americana de Autoridades Portuarias (AAPA)


A medida que los efectos del cambio climático se intensifican, los puertos de América Latina y el Caribe enfrentan un reto estratégico: garantizar la continuidad operativa y su sostenibilidad en un entorno cada vez más incierto. La resiliencia climática portuaria se posiciona hoy como un elemento transversal en la planificación del desarrollo logístico, no solo por razones ambientales, sino también por su impacto directo en la competitividad regional y el comercio global

La resiliencia climática: pilar de sostenibilidad y eficiencia

La resiliencia climática portuaria se define como la capacidad de los puertos para anticipar, resistir, adaptarse y recuperarse de los impactos del cambio climático, asegurando su función logística, económica y social. Según la OMI y la Unctad, esta resiliencia se estructura en tres dimensiones clave como la infraestructura robusta y adaptable, la gestión estratégica de riesgos climáticos, además de la Gobernanza y cooperación intersectorial

Más del 80?% del comercio mundial se moviliza por vía marítima (Unctad, 2022). Esto convierte a los puertos en nodos críticos cuyo nivel de preparación frente al cambio climático tiene efectos sistémicos sobre las cadenas logísticas internacionales.

Pese a los avances en la evaluación de la vulnerabilidad climática y la formulación de marcos regulatorios, la implementación concreta de medidas adaptativas en los puertos enfrenta aún múltiples desafíos. Uno de los principales es que gran parte de la infraestructura portuaria existente no fue diseñada teniendo en cuenta las condiciones climáticas futuras. La mayoría de los puertos de la región fueron construidos sin considerar las proyecciones de aumento del nivel del mar, la intensificación de tormentas o los efectos de la salinización, lo que los hace especialmente vulnerables ante fenómenos extremos y cambios progresivos.

A esto se suman importantes limitaciones financieras. Los proyectos destinados a mejorar la resiliencia climática suelen requerir inversiones iniciales elevadas, lo que representa una barrera significativa para muchos puertos, especialmente aquellos de países en desarrollo o con recursos limitados. La situación se ve agravada por el escaso acceso a mecanismos de financiamiento climático y la baja participación del sector privado en inversiones orientadas a la adaptación.

Otro reto relevante es la transferencia tecnológica. El acceso a innovaciones como sensores climáticos avanzados, sistemas de inteligencia artificial o soluciones basadas en la naturaleza no es equitativo. Esto dificulta especialmente a los puertos medianos y pequeños, que carecen de capacidades técnicas o presupuestarias para implementar estas herramientas de forma efectiva.

Finalmente, la falta de coordinación institucional representa un obstáculo clave. Las políticas relacionadas con el cambio climático no siempre están alineadas con los planes de desarrollo portuario. Esta desconexión entre autoridades ambientales, operadores logísticos y gobiernos locales complica la planificación integral y sostenida de acciones adaptativas.

Frente a este panorama, es importante destacar que varios puertos e instituciones ya han comenzado a adoptar medidas concretas que apuntan hacia una mayor resiliencia. Estas acciones marcan una ruta posible de transformación, demostrando que, con voluntad política, cooperación y recursos adecuados, es posible avanzar hacia infraestructuras portuarias mejor preparadas para enfrentar los desafíos del cambio climático.

Evaluación de vulnerabilidades e integración en planes maestros

Se han convertido en pasos fundamentales para avanzar hacia una infraestructura resiliente. Algunos puertos en el mundo han dado pasos significativos en esta dirección, sirviendo como referentes para otras terminales que buscan adaptarse al cambio climático.

En América Latina, el Puerto de Santos en Brasil ha sido un caso destacado. Con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad de Espírito Santo, se han desarrollado estudios que permiten integrar escenarios climáticos en su planificación estratégica. Estos análisis ayudan a anticipar los impactos del aumento del nivel del mar, cambios en los patrones de tormentas y otras variables, facilitando decisiones más informadas para futuras inversiones y obras de infraestructura.

Por su parte, el Puerto de Rotterdam, en los Países Bajos, es reconocido a nivel mundial como un pionero en la adaptación dinámica al cambio climático. Este puerto ha implementado una estrategia integral que incluye el monitoreo hidrometeorológico continuo, permitiendo una vigilancia constante de las condiciones del entorno marítimo. Además, su enfoque en la planificación flexible permite ajustar sus medidas de adaptación en función de la evolución de los riesgos, sirviendo como modelo replicable para otras regiones del mundo.

Invertir hoy en resiliencia es asegurar la continuidad logística, la competitividad regional y el bienestar de las comunidades portuarias. La región tiene fortalezas capacidad técnica emergente, iniciativas cooperativas y liderazgo institucional, pero necesita acelerar su implementación y consolidar una visión de largo plazo.


 

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