José Antonio Contreras: “Decisiones compulsivas corporativas”

José Antonio Contreras es Director General de Contecon Manzanillo, empresa subsidiaria de ICTSI


Una vez más, y después de muchos ejemplos en la historia empresarial reciente, las compañías siguen tomando decisiones estratégicas, que marcan su futuro y, en algunos casos, el de un sector completo, en periodos donde la economía está viviendo un periodo de beneficios extraordinarios, o bien, niveles de actividad muy por encima de lo racional, esto se puede definir como una fiebre de “decisiones compulsivas corporativas”.

Lo más preocupante, derivado de esta situación, es la creencia de que el ciclo alcista se mantendrá por algunos años, y con base en esta premisa, totalmente errada, se toman decisiones muy relevantes.

Hemos visto compras de empresas en valoraciones extremadamente altas, diversificación en actividades alejadas del core de las compañías, cambios de estrategia y un largo etcétera.

Analizando el sector naviero, uno de los más favorecidos por este ciclo alcista, finales del 2020hasta mediados 2022, observamos una variabilidad en los precios de los fletes absolutamente extraordinaria, lo que ha generado beneficios históricos para todas las operadoras navieras.

Para que podamos contextualizarlo y dimensionarlo, en la primera mitad del 2020, el flete para un contenedor de 40 pies (TEU, por sus siglas en inglés), desde Asía a la costa del pacífico mexicano, se disparó de un rango de entre 1.200 y 1.500 dólares hasta llegar a los 14.000 dólares durante el último trimestre del 2021.

El precio por ese mismo flete, volvió a caer en picada a niveles prepandemia, en este mes noviembre del 2022, de acuerdo con el Índice EAX.

La gran pregunta ahora es cómo afectará este ciclo, y las decisiones que se han tomado, a la cadena logística internacional marítima.

Importadores/exportadores están mucho más implicados en la logística; incluso algunos se han vinculado directamente en la compra y gestión de contenedores o buques, motivados por el sobrecoste que tuvieron que asumir entre 2020 y 2022.

La aparente sobrecapacidad naviera (compras históricas de buques por parte de las principales líneas navieras), el estancamiento o caída de los volúmenes y adicionalmente, y el impacto que tendrán las “decisiones compulsivas corporativas” en el mediano y largo plazo, son fenómenos que no podemos perder de vista.

Sin duda, un futuro que nos obligará a estar muy pendientes.


 

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