Por Andrés Orrego Siebert
@PortalPortuario
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) se encuentra en búsqueda de fuentes de agua dulce alternativas que permitan complementar el suministro aportado por la cuenca hidrográfica de la vía que, al igual que otras zonas de América Latina, ha sido golpeada por una fuerte sequía durante los últimos años a causa del cambio climático.
El objetivo de la ACP es aumentar la cantidad, calidad y control del recurso en el curso fluvial y lacustre que se emplaza en una zona de 3.313 kilómetros cuadrados y que abarca a los lagos Alhajuela, Miraflores y Gatún que son cruciales para el tránsito de las naves y el abastecimiento de agua para casi el 50% de los 4.2 millones de habitantes del país.
“Pensando a futuro, el Canal de Panamá inició muy temprano estudios de fuentes alternas o alternativas de nuevas fuentes, porque la cuenca -en el mejor de los casos- tiene una capacidad de almacenaje finita, si nos llueve la almaceno, pero en años de tormenta o huracanes hemos tenido que hacer vertidos obligatorios, porque no teníamos mayor capacidad. Sin embargo, en los meses secos es donde no tenemos suficiente agua antes de que se inicien, así que las alternativas están, ahora mismo, en estudios que se van a completar para ver qué opciones tenemos para traer agua fresca o agua dulce de cuencas adyacentes o alternativas a esta cuenca y, asimismo, poder mejorar lo que es la cantidad, la calidad y el control del agua de una manera proyectable a lo largo de todo el año y no sujeto a estas variaciones que dependen mucho del clima”, dijo a PortalPortuario.cl Daniel Muschett, vicepresidente interino de Agua y Ambiente de la Autoridad del Canal de Panamá.
Lo anterior se suma a otras medidas ya adoptadas por la autoridad canalera y que se hicieron obligatorias durante este verano, luego de que el país pasara por el año con menos precipitaciones en siete décadas.
“Tuvimos un año de baja precipitación y aporte en los últimos 70 años, lo que nos obligó, desde mucho más temprano de la estación seca de este año 2020, a iniciar acciones de uso eficiente o conservación de agua, entre ellas, por ejemplo, comenzamos a trabajar la eliminación completa de la generación hidroeléctrica que tenemos en las dos represas, le quitamos el tema de la ayuda hidraúlica que es un medio por el cual se liberaba agua de las cámaras para empujar los buques de manera de que fuera más expedito su tránsito y también se implementaron esclusajes cruzados, pasando el agua de una cámara a otra con lo cual se logró un ahorro de seis esclusajes diarios en lo que a cantidad de agua se refiere”, explicó Muschett.
“Las medidas de conservación estuvieron allí y también las tinas de reutilización de agua en las esclusas Neo Panamax que fueron construidas con ese propósito. Eso nos permitió trabajar con un aporte limitado de agua, pero para poder mantener calado y servicio, porque tuvimos calados bastante bajos en su momento”, complementó.
Junto con esto, Daniel Muschett señaló que el cobro de una “tasa de agua dulce” a partir de febrero ayudó -de igual forma- a usar de manera más eficiente el recurso hídrico y, a la vez, reordenar la forma en que las navieras utilizan el canal para completar sus tránsitos.
“En febrero se estableció una ‘tasa de agua dulce’ con un valor fijo y uno variable que dependía de los niveles en los que estaba el lago para la navegación, que es el lago Gatún. Mientras más bajo estuviera, había un porcentaje mayor de recarga y a medida que iba subiendo el lago, el porcentaje bajaba. Esto permitió que los navieros supieran con antelación qué nivel tendría el embalse cuando ellos llegaran a participar, así que ajustaban su nivel de carga a sabiendas de qué calado tenía el lago. Implementamos la reserva obligatoria, lo que nos permitía saber cuántos buques venían por día y nosotros, así, podíamos maximizar el mantenimiento y gestión del agua en el lago y las esclusas”, apuntó.
Según Muschett, el nuevo cobro tuvo un impacto favorable, puesto que contribuyó a ordenar los flujos y, de igual modo, dar mayores certezas respecto de los calados que tendría el lago con dos a tres meses de anticipación.
“La tasa de agua dulce tuvo un impacto positivo, tanto en el ordenamiento como conocer los clientes, por primera vez, no cuando llegaban, sino anticipadamente -60 o 90 días antes- en qué nivel estaba el lago”, afirmó Muschett, insistiendo en que el nuevo modelo de gestión del agua que impulsa la ACP ayudará a la vía a depender menos de la precipitación y ser menos vulnerable a la variación climática mundial.