Por Andrés Orrego Siebert
@PortalPortuario
El resultado de la licitación transitoria del Terminal 2, adjudicada a Agunsa, es -para el presidente del directorio de la EPV, Fernando Ramírez- un sinónimo del reencuentro de la ciudad con su puerto. A su juicio, nunca antes un proceso de este tipo había despertado tanto interés de los actores relevantes del sector, por lo que caratuló este nuevo capítulo como “el comienzo de la década de Valparaíso”.
¿Cuáles son sus impresiones después del resultado de este concurso?
Lo primero es que nosotros vemos este primer capítulo de una trama que se ha escrito adecuadamente. Este capítulo es cómo resolvemos la transición y el segundo es cómo incorporamos la ampliación portuaria; entonces, uno sin el otro no es posible. Valparaíso ha vivido diez años de conflicto, de frustraciones, porque no hubo proyecto que no hubiera fracasado y una disputa por un terminal de Valparaíso en el que están cinco actores relevantes es algo que no habíamos visto en mucho tiempo, en más de 20 años.
Desde esa perspectiva, desde el interés que despertó esta licitación ¿Cómo catalogaría este proceso?
Creo que esto es para nosotros una señal del reencuentro de Valparaíso con su puerto y esperamos también que lo sea del puerto con la ciudad. Tenemos la impresión de que en esta licitación que ha demandado un enorme trabajo, porque aunque sea de transición tiene las mismas formalidades, los mismos requerimientos que cualquier otra. Esto significó que tuviéramos que pasar por el Tribunal de Libre Competencia, persuadir al Tribunal, con una oposición enorme de todo el mundo, de que esta licitación tenía que contar con la participación de los incumbentes y que la mitigación estaba a la mano con la fórmula de las dos cajas y eso significó tener el resultado que estamos viendo gracias al poder creador del mercado y, en definitiva, las dos mejores ofertas vinieron de los dos nuevos entrantes.
¿Demuestra la participación y el resultado que Valparaíso sigue siendo atractivo? ¿Es un buen síntoma para la licitación definitiva?
Lo pondría como cuestión previa, ahora que está tan de moda esgrimir el sentido común. Aquí había un sin sentido que es que no puede que la mejor bahía natural de la macro zona central, con sus aguas abrigadas y la inversión en su molo ya hecha y amortizada, no puede desperdiciarse. Entonces, evidentemente que el futuro de Chile de aquí a los próximos cinco, diez, 15, 20 años no está en Valparaíso, porque hay lugares con áreas de respaldo más adecuadas, conexiones, etc. Sin embargo, pero en lo que no cabe ninguna duda es que esta década es la década de Valparaíso. Es Valparaíso el que tiene que cumplir con la oferta de un millón de contenedores adicionales ojalá al año 27 o 28.
¿Cómo se conjuga esto con el momento político y social del país?
Cuando uno entrega al mercado, el mercado es capaz de encontrar la solución y la innovación. Nunca hay que abandonar eso, sobre todo, porque nuestro país va a tener un Estado con tantas demandas, tantas expectativas y con tantos desafíos fiscales y, en ese contexto, Chile tiene un modelo portuario en el que usa paga y que hay un privado que puede encontrar rentabilidad para prestar un servicio de calidad y al más bajo precio como ha ocurrido acá, por lo que si opera bien el mercado, se forma un círculo virtuoso, mientras que cuando se hace un dirigismo centralista, las políticas con las que uno se encuentra son como la del Transantiago.
A propósito de la participación del mercado ¿Les sorprendió la participación de Agunsa y que fueran ellos los que ganaran? Le consulto esto, porque EPV estuvo en conflicto con ese grupo, lo que terminó con la caducidad de la concesión del Valparaíso Terminal de Pasajeros ¿Cómo se va a dar la relación con este grupo teniendo ese antecedente?
Con total honestidad, no me sorprende que cualquiera de los cinco que estaba participando hubiera ganado. Creo que desde el momento en que estaban los cinco compitiendo, cualquiera podría habérselo llevado. Lo siguiente, y eso es un dado bien interesante, es que cuando llegamos a la EPV, una empresa que había estado en muchos conflictos, además con muchos fracasos como el proyecto de Mall en el Muelle Barón, pero -pese a esto- hemos aplicado la política de las cuerdas separadas, que cada cosa se administre en su mérito y por la vía institucional. En el caso de lo ocurrido en VTP, esta era una filial de Agunsa que es solo el grupo económico que está detrás y no el involucrado en esta causa que es una causa menor que está radicada en los tribunales de Valparaíso y se va a resolver en su momento, por lo que no veo ningún obstáculo ni inconveniente para la relación de EPV y su nuevo concesionario.
¿Comienza Valparaíso a lavarse la cara y mostrar una imagen distinta y alejada del conflicto como ocurría antes?
Definitivamente. La aspiración que tenemos como directorio, antes de irnos en marzo, es el reencuentro de Valparaíso con su puerto y del puerto con su ciudad. Eso es lo que va a quedar no en términos retóricos, sino en términos concretos. Por esto tenemos altas expectativas de los diálogos y creemos que va a dibujarse con claridad que el proyecto de ampliación portuaria será sustentable ambientalmente, económicamente viable y de plena congruencia y concordancia con la ciudad.
Antes que eso ocurra ¿Qué espera EPV de su nuevo concesionario?
A lo que aspiro, cualquiera hubiera sido el ganador, es que el concesionario aporte valor, que no sea un mero administrador del activo, sino que sea el que incorpore elementos nuevos, nuevas cargas, nuevas formas de operar. Nosotros tenemos todo un proyecto en materia de innovación y de ser un puerto más limpio, un puerto con electro movilidad. Queremos un concesionario que se sume a esos lineamientos, que sea un aporte para la ciudad y que la ciudad lo sienta como una contribución.