El Gran Lago Alajuela, uno de los que alimenta el Canal de Panamá y el abasto de agua a la población, se encuentra con déficit hídrico ante la fuerte sequía que afecta al Istmo como consecuencia de El Niño.
Otrora llamado así por su extensión y afluencia, en la actualidad apenas es un pequeño riachuelo, donde encallan las piraguas (botes rústicos), único medio de transporte en algunas áreas del lugar, y el bombeo del vital líquido solo alcanza el 10% de su capacidad.
A su máximo volumen, este lago artificial abastece de agua potable a un millón 900 mil personas y es el responsable del 40 por ciento de la que se utiliza en las operaciones de la vía interoceánica.
Según el vicepresidente ejecutivo de Ambiente, Agua y Energía de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), Carlos Vargas, existe un déficit de precipitación del 36% y en 26 de los últimos 29 meses los niveles de esta cuenca estuvieron por debajo del promedio, según publica la agencia Prensa Latina.
Es por ello que la ACP adoptó varias medidas, entre las que sobresale la no generación de energía hidroeléctrica, reemplazándola por termoeléctrica para evitar las fugas de agua del lago, además de la restricción del calado de los buques que transitan por la ruta marítima.
De igual forma, se realizó la profundización del cauce del Canal, que incluye el dragado permanente y el ahorro del vital líquido en los procedimientos del manejo de las esclusas.
Recientemente el administrador de la vía interoceánica, Jorge Luis Quijano, ofreció detalles sobre el monitoreo que realizan a diario para evitar la caída de los niveles de agua, sobre todo en el lago Alajuela, situación que podría traer consigo problemas a la planta de bombeo de Chilibre.
La escasez del vital líquido no solo traería dificultades para las operaciones del Canal, sino también para la potabilizadora de Mendoza, la cual entrega cinco millones de galones diarios para el consumo de la población, apuntó.
“Si eso llega a pasar, estaremos bombeando desde un punto más bajo para poder suministrarle a la toma madre de Mendoza para que pueda suplir las necesidades de las poblaciones de Arraiján y La Chorrera”, recalcó.
Aunada a la sequía, está la contaminación de sus afluentes, que los lugareños aducen a grandes canteras dedicadas a la extracción y deforestación de los bosques que rodean la cuenca.
Reportes oficiales refieren que 30 ríos de las tres cuencas hidrográficas de Los Santos presentan una reducción en su flujo, producto de la ausencia de precipitaciones que desde hace más de un año experimenta la Península de Azuero, una de las regiones agrícolas más importantes del país.
Ante esta difícil situación, el Ministerio de Ambiente elaboró el Plan Nacional de Seguridad Hídrica 2015-2050, con el objetivo de planificar y definir las políticas públicas destinadas a mejorar el suministro de agua en el país.
El proyecto incluye cinco líneas de acción que serán consensuadas a través de un proceso de consulta por todas las provincias y comarcas indígenas.