España: Autoridad Portuaria de Castellón extiende convenio para dar uso científico a faro de islas Columbretes

Por Redacción PortalPortuario

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La Autoridad Portuaria de Castellón (PortCastelló) aprobó una prórroga del convenio de colaboración suscrito junto al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio de la Generalitat Valenciana para el uso científico del edificio que contiene el faro de las islas Columbretes. El acuerdo se extiende ahora por otros cuatro años, hasta septiembre de 2029.

Este pacto, que se firmó por primera vez en septiembre de 2021, permite que el faro —infraestructura portuaria que gestiona PortCastelló y de titularidad estatal— sea utilizado para tareas de vigilancia, control, seguimiento e investigación de la reserva marina, sin perjuicio de su función principal como señalización marítima.

“El faro de Columbretes no solo guía a las embarcaciones, es también un punto de observación privilegiado al servicio de la ciencia y la conservación ambiental”, destacó el presidente de la Autoridad Portuaria de Castellón, Rubén Ibáñez.

El titular del puerto subrayó que “este convenio es un ejemplo de cómo el dominio público portuario puede ponerse al servicio de la ciencia y la investigación, en alianza con otras administraciones”.

El acuerdo que ahora se prorroga permite que el edificio sea utilizado de forma conjunta por el Ministerio y la Generalitat para desarrollar acciones de investigación y seguimiento ambiental, así como actividades de divulgación científica relacionadas con los valores ecológicos del archipiélago, considerado uno de los espacios naturales más singulares del Mediterráneo..

El faro de las islas Columbretes se sitúa en lo alto de L’Illa Grossa, la mayor del archipiélago. Entró en funcionamiento el 30 de diciembre de 1859 con el objetivo de señalizar una zona especialmente peligrosa para la navegación debido a sus afloramientos volcánicos y su aislamiento.

Su plano focal se encuentra a 85 metros sobre el nivel del mar, lo que le confiere un alcance de 21 millas náuticas. Desde su construcción, el edificio ha resistido temporales, guerras y cambios tecnológicos. Fue inicialmente operado de forma manual y, durante más de un siglo, albergó a fareros y sus familias, que vivieron en condiciones de gran aislamiento.

La automatización del faro a finales del siglo XX supuso el fin de esa época, pero no el abandono del edificio: con la declaración del archipiélago como Reserva Natural en 1988 y posteriormente como Reserva Marina en 1990, el faro adquirió una nueva vida. Desde entonces, ha sido utilizado como base científica para tareas de control, vigilancia y seguimiento del ecosistema marino y terrestre.

En 2020 se llevó a cabo la instalación de la nueva linterna visitable del faro, de 3 metros de diámetro. Se trasladó en barco hasta la isla, donde se colocó con ayuda de un helicóptero mediante una maniobra especial.


 

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