Alberto Texido: Los desafíos del Parque Barón

Alberto Texido Zlatar es Académico FAU. U. Chile, Consejero del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI).


Parque Barón es la ocasión concreta para que Valparaíso vuelva a mirar su borde costero no como trinchera, sino como un espacio metropolitano que articule ciudad, puerto y bahía.

La obra en curso prueba que el consenso es posible cuando el interés público busca abrir el mar a la ciudadanía, mejorar la calidad urbana y fortalecer una economía de cultura, turismo y logística. Materializarlo ahora resuelve una deuda histórica y ofrece un proyecto común donde la vida cotidiana y la memoria ferroportuaria se encuentran.

No llegamos aquí por azar. El proyecto se ha impulsado y mejorado gracias a un esfuerzo múltiple que merece reconocimiento: ministerios, municipio, empresa portuaria, gobierno regional, gremios, vecindarios y la academia. Destacan las y los estudiantes de la Universidad de Chile que integraron el equipo ganador del concurso. Su propuesta, rigurosa y atenta a la historia del sitio, mostró que el talento joven, cuando encuentra procesos abiertos, entrega respuestas integradoras y factibles.

El avance de obras ha sorteado complejidades técnicas y normativas, además de resistencias propias de una ciudad que aprendió a desconfiar de sus promesas. Por ello urge asegurar continuidad presupuestaria y definir temprano su administración y uso. A vistas de una ocupación mixta, con una gobernanza amplia -municipio, Gobierno Regional, Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV), ministerios y universidades- con metas medibles, presupuesto estable y programación cultural y deportiva. Concesiones acotadas y mantenimiento sostendrán la operación sin perder el carácter público.

Para que este parque cumpla su función metropolitana, los accesos deben ser mejorados: cruces peatonales seguros y sombreados; continuidad de recorridos peatonales y ciclovías; conexión con Merval y buses; estacionamientos; y un rediseño vial que calme velocidades en la franja Argentina-Francia-Errázuriz, con semaforización inteligente, prioridad peatonal y logística de carga nocturna. La accesibilidad universal también debe integrarse.

En paralelo, es indispensable corregir la ampliación portuaria para que sea compatible con la ciudad, competitiva en el Pacífico y coherente con la figura del mono-operador que se busca consolidar. La logística debe sacar flujos pesados del tejido urbano, especialmente si dificulta el acceso al borde, y asegurar mitigaciones ambientales, abrir el frente marítimo urbano y garantizar atracción de habitantes y más empleo, a la vez de seguridad y eficiencia. Lejos de frenar el desarrollo, estas adecuaciones lo fortalecen y reducen controversias.

El Parque Barón no es un lujo; es infraestructura social, resiliente y simbólica. Un lugar para caminar, aprender, emprender y deliberar. Los espacios que hoy se construyen serán la mesa donde la ciudad entera -vecinas y vecinos, trabajadores portuarios, universidades y autoridades- podrá discutir sin apuro el destino de su borde costero. Si lo hacemos bien, Valparaíso dejará atrás la parálisis entre diagnóstico y protesta y recuperará lo que tuvo antes: horizonte, trabajo y orgullo compartido. Será, entonces, nuevamente, un hito para Chile y la macrozona central.


 

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