Alejandro Tudela es presidente del directorio de Puertos Talcahuano
Han pasado 13 años desde el terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010. Este hito nos encuentra sumidos en la mayor emergencia de las últimas décadas por incendios forestales, los que han llegado a cubrir casi el 10% de la superficie de la Región del Bio Bio.
En ese contexto, es bueno recordar cómo afrontamos esa otra catástrofe, reconstruyéndonos y preparándonos para posibles nuevos embates, sean naturales o de otra índole. De nuestras vulnerabilidades como Región, debemos sacar lecciones para prevenir y/o atenuar sus impactos.
Primero, los puertos de Talcahuano y San Vicente fueron duramente golpeados por el sismo y, en el caso de Talcahuano, sobre todo por el maremoto. Pese a ello, a partir del 1 de marzo de 2010, y sin mediar convocatoria, los equipos de ambos terminales, la Autoridad Marítima y nuestra empresa se abocaron a retomar la continuidad operacional.
Segundo, como aprendizaje inmediato, la necesidad del resguardo de la información de la empresa pasó a ser un “debe”. Ya no solo hay copias de la documentación, sino que, además, ésta se encuentra respaldada en línea. Lo anterior, por una parte, permite asegurar su conservación y, por otra, facilita un rápido acceso a ella, desde cualquier punto y bajo cualquier contingencia.
Tercero, la reconstrucción de la infraestructura se hizo de acuerdo a la nueva norma sísmica chilena. En el Puerto de Talcahuano se volvió a levantar un sitio de atraque y se hizo otro nuevo para embarcaciones pesqueras; mientras que en San Vicente se reforzaron los sitios 2 y 3, además de construir un nuevo muelle, que alberga los sitios 4 y 5. Así, todas las instalaciones en operación cumplen con el mayor estándar de seguridad vigente.
Por último, como empresa nos vinculamos con la academia para analizar el comportamiento de las olas y efectos de tsunamis sobre nuestras bahías, producto de sismos de magnitud razonable, en el territorio nacional o fuera de él. La Universidad Católica de la Santísima Concepción ha trabajado con nosotros tanto en estudios como en memorias de título sobre la materia, cuyos valiosos antecedentes se han incorporado en nuestros planes de evacuación.
No basta con que asumamos que vivimos en un país expuesto a diversos riesgos, de origen natural, antrópico o mixto. Tenemos que identificarlos, ponderando sus posibles impactos, gestionándolos, para prevenir, mitigar y compensar. Solo así podremos aprender de la experiencia y del nuevo conocimiento que adquiramos, hablando de resiliencia con propiedad.