Anthony Gurnee es el Director Ejecutivo de Ardmore Shipping

El informe de progreso 2021/22 de Ardmore Shipping muestra lo que nosotros, como empresa, estamos haciendo hoy con respecto a la gama completa de sostenibilidad ambiental, social y de gobierno. También presenta métricas del año 2021, en línea con nuestro compromiso con la transparencia, a medida que continuamos midiendo e informando cambios, para que podamos tener un impacto significativo en el futuro.

Llamamos a esto un “informe de progreso” en lugar de un “informe de sostenibilidad” porque queremos enfatizar no solo la naturaleza progresiva de nuestra empresa y sus actividades, sino también responsabilizarnos por lograr el progreso cada año con respecto a algo en lo que creemos firmemente. Para nosotros no es solo un informe, es una boleta de calificaciones. Es una autoevaluación de dónde venimos, dónde estamos actualmente y dónde nos esforzamos por ser como líderes en el viaje del transporte marítimo hacia un futuro sostenible, lo que también refleja lo que ha cambiado en el entorno empresarial global. durante el último año con respecto a la sostenibilidad.

A medida que la necesidad de descarbonizar aumenta a un ritmo alarmante, es importante que reconozcamos la falta de progreso que ha tenido la industria del transporte marítimo hasta el momento. Esto, a su vez, refleja el poco progreso que se ha logrado a nivel mundial, en todos los sectores. Esto se debe, en parte, a la naturaleza a largo plazo del cronograma para la descarbonización, pero también está claro que se debe acelerar el ritmo del cambio legislativo y regulatorio en la industria del transporte marítimo.

Nuestra respuesta a esta realidad es reconocer nuestros objetivos colectivos y enfatizar la necesidad de colaborar como industria, al mismo tiempo que tenemos en cuenta nuestra responsabilidad individual de progresar ahora donde podamos. Como queda claro en esta edición del informe de progreso, creemos que hay mucho que las compañías navieras pueden hacer incluso con las tecnologías, normas y reglamentos existentes.

El año pasado hubo mucho entusiasmo por la descarbonización, incluidas promesas audaces de cero y cero neto para ciertas fechas, tanto por parte de naciones como de empresas. Este año, la realidad se está imponiendo: desafíos tecnológicos, la naturaleza desigual de la producción de energía renovable y la dificultad de almacenar reservas, la necesidad de impulsar una economía global en rápido crecimiento y los hechos fríos y duros en torno a la geopolítica y los incentivos asociados con lo que es el último “dilema de prisioneros multijugador”.

También debemos reconocer no solo las trágicas consecuencias del conflicto de Ucrania, sino también el efecto perturbador que está teniendo sobre la transición energética; por un lado, distrae mucho con las preocupaciones de seguridad más inmediatas que pasan a primer plano. Pero, por otro lado, de hecho puede ayudar a acelerar la transición, por ejemplo, en Europa, donde la descarbonización ahora está muy sincronizada con la necesidad de lograr la seguridad energética.

Esta es la “transición energética” frente al “realismo energético”. El enfoque de Ardmore es reconocer ambos: por un lado, estamos buscando inversiones y nuevos mercados de carga en el camino hacia la descarbonización, mientras que, por otro lado, todavía estamos involucrados en el movimiento de combustibles fósiles que la economía global necesita mientras lo hacemos como eficientemente como nos sea posible. Ambos son de suma importancia.