Por Redacción PortalPortuario/Agencia Reuters
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Cuando el Rubymar se hundió en el Mar Rojo, después de un ataque hutí, el buque se llevó consigo 21 mil toneladas de fertilizante que podría provocar una proliferación masiva de algas. Aquella situación crearía “zonas muertas” para la vida marina y mataría de hambre a los arrecifes de coral al privarles de luz.
Además de una fuga de combustible, los fertilizantes de sulfato de fosfato de amonio suministrarían una dosis extrema de nutrientes a aguas que albergan corales raros, mamíferos marinos y peces de arrecife, creando una extensión de escoria espumosa en el agua.
Según un aviso marítimo distribuido a los navíos de la zona, el Rubymar, de propiedad británica y el primer barco perdido desde que los militantes hutíes comenzaron a atacar naves comerciales en noviembre de 2023, zozobró el fin de semana en una zona estrecha entre Yemen y Eritrea, a unos 100 metros de profundidad y a lo largo del talud continental.
Las aguas relativamente poco profundas cerca de las costas están repletas de coral. “Es una cantidad enorme de fertilizante y el lugar es terrible”, señaló Ali Al-Sawalmih, director de la Estación de Ciencias Marinas de la Universidad de Jordania.
Adaptado a las condiciones cálidas del agua, los científicos han esperado que el Mar Rojo pueda servir como refugio para los corales a medida que el cambio climático calienta aún más los océanos del mundo, haciendo que cualquier impacto potencial sea aún más significativo.
El conflicto en la zona complica cualquier intento de limpieza y disuadiría a los barcos de salvamento de entrar en aguas de alto riesgo, según dieron cuenta fuentes de la industria naviera.
Hasta el momento no está claro quién ha asegurado el Rubymar, registrado en Belice, y con esto conocer al responsable de pagar cualquier reparación. No se sabe cómo se almacenó el fertilizante y qué tan seguro sería que no llegara al agua. A la fecha no se ha informado de ningún daño.
El hundimiento tiene el potencial de ser la peor catástrofe ambiental que la región haya experimentado en más de una década, afirmó Sawalmih.
Una sobrecarga de fertilizantes puede estimular el crecimiento excesivo de algas, consumiendo tanto oxígeno que la vida marina normal no puede sobrevivir. Esto crea zonas muertas donde nada vive.
Los fertilizantes también suelen contener trazas de sustancias químicas nocivas que son tóxicas para la vida marina. “Las comunidades pesqueras a lo largo de la costa del Mar Rojo de Yemen en Hodeidah y Taiz se verán afectadas por la contaminación”, indicó Mohammed al-Basha, de la empresa de análisis estadounidense Navanti Group.
Ecosistema coralino
El hundimiento del Rubymar representa una de las pocas veces en los últimos años que un barco ha zozobrado con grandes cantidades de fertilizante a bordo, y quizás el único en un ecosistema coralino sensible.
A principios de este año, un buque con bandera alemana, que transportaba 1.000 toneladas de fertilizante nitrogenado, chocó contra un puente y se hundió a lo largo de la frontera del río Danubio entre Serbia y Croacia.
Las autoridades serbias dijeron que el fertilizante fue arrastrado río abajo y los análisis de seguimiento no mostraron un aumento de la contaminación.
El Mar Rojo suele ser una masa de agua pobre en nutrientes, que recibe pocos aportes artificiales procedentes de la descarga de aguas residuales urbanas y de las operaciones de acuicultura.
“Si de repente se vierte una gran cantidad de fertilizante en el océano, probablemente se produzca una proliferación de algas bastante drástica”, señaló Derek Manzello, quien coordina la Vigilancia de Arrecifes de Coral de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
Los estudios sugieren que debido a que los corales ya están especialmente adaptados a las condiciones de agua cálida, pueden ser más resistentes al aumento de la temperatura del océano, lo que requiere mayores anomalías de temperatura para blanquearse, el proceso mediante el cual los corales expulsan las coloridas algas que viven en sus tejidos cuando están bajo estrés por calor.
Sin embargo, los científicos han observado que los arrecifes del Mar Rojo perdieron rápidamente su cubierta coralina entre 2019 y 2023 debido a las altas temperaturas del océano. También se ha descubierto que los corales expuestos a muchos nutrientes son más susceptibles al estrés por calor y al blanqueamiento.
