Christopher Aliste
Gerente Comercial Puerto Caldera.
Entre US$15.000 y US$20.000 es el costo diario de operación de un barco que se encuentra a la gira esperando desembarcar mercadería. Las pérdidas se inician desde el primer minuto y aumentan conforme pasan los días, afectando la cadena logística no sólo desde el punto de vista económico, también en los tiempos de planificación, abastecimiento y todo el proceso productivo como tal. En ese sentido, las consecuencias son múltiples y casi siempre negativas, aunque la más preocupante es la baja en los índices de competitividad del país.
Contamos con más de 4.000 kilómetros de costa y un altísimo porcentaje de carga total de importaciones y exportaciones que se mueven a través de nuestros terminales portuarios, un 97% según la Cámara Marítima y Portuaria de Chile. Por si fuera poco, el transporte marítimo representa el 90% del comercio mundial, lo que realza lo esencial de esta actividad: la economía moderna sería inviable sin ella.
A la luz de este panorama, es inentendible que el mercado naviero decida tener embarcaciones a la gira en algunos puertos nacionales, cuando las repercusiones son evidentemente perjudiciales para ellos y la industria. Si bien existe consenso de que nuestras instalaciones portuarias están dentro de las más eficientes y económicas del mundo, con buen nivel si las comparamos con otras plataformas extranjeras, factores exógenos igual terminan impactando las rutas y el flujo de las operaciones.
El clima es uno de estos factores determinantes. En las últimas semanas, la Armada de Chile informó la presencia de marejadas que afectaron a la mayoría de los puertos situados en la zona norte del país, lo que obligó el cierre de once estaciones marítimas. Con seguridad, estas condiciones de mal tiempo se repetirán en los próximos meses.
Ante esta realidad, las navieras tienen alternativas que les aseguran operatividad casi los 365 días del año, puertos con áreas de bahías protegidas y ubicaciones estratégicas de protección que les garantizan llegar y salir puntualmente con sus cargas, sin costos adicionales ni pérdida de horas valiosas para el despacho o recepción de la mercadería que trasladan.
Terminales portuarios de estas características son fundamentales para el crecimiento de las regiones donde se emplazan, porque no sólo dan continuidad de servicios e integración con otros métodos de transporte de carga, también brindan capacidad, conectividad e infraestructura, lo que se traduce en eficiencia real para un Chile más productivo.