Por Redacción PortalPortuario7Agencia Yonhap

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Después de meses de negociaciones, Corea del Sur y Estados Unidos alcanzaron el miércoles un acuerdo arancelario completo, lo que marca el comienzo de un nuevo capítulo en sus relaciones industriales y económicas.

En la cumbre celebrada paralelamente a la reunión de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en la ciudad surcoreana de Gyeongju, el presidente surcoreano Lee Jae Myung y el presidente estadounidense Donald Trump acordaron los detalles de un acuerdo comercial, concretamente la estructura del compromiso de inversión de Seúl de 350.000 millones de dólares y los aranceles sobre los automóviles.

En julio de este año, los dos países alcanzaron un acuerdo marco cuando Estados Unidos redujo los aranceles “recíprocos” del 25% al ??15% y Corea del Sur se comprometió a invertir fuertemente en industrias clave de Estados Unidos, como la construcción naval.

Según el acuerdo, Estados Unidos mantiene sus aranceles recíprocos sobre los productos coreanos, pero reduce los aranceles sectoriales sobre los automóviles y autopartes coreanos del 25% al ??15%.

Con el acuerdo del miércoles, Corea del Sur y Estados Unidos estrecharán sus lazos industriales y económicos, y la cuarta economía más grande de Asia no se encontrará en desventaja al competir con otras economías en la mayor economía del mundo.

Al principio, Corea se quedó rezagada en las negociaciones comerciales con Estados Unidos en comparación con otras economías, como Japón y la Unión Europea, debido al vacío de liderazgo creado por la destitución del expresidente Yoon Suk Yeol tras su fallida declaración de ley marcial a finales del año pasado.

Las negociaciones comerciales se aceleraron después de que Lee fuera elegido nuevo presidente de Corea del Sur en junio.

El 30 de julio, apenas dos días antes de la fecha límite del 1 de agosto para las negociaciones arancelarias fijada por la administración Trump, Seúl alcanzó el acuerdo marco con Washington.

Desde entonces, los dos países han estado en un tira y afloja debido a las diferencias sobre los detalles del compromiso de inversión, como los métodos de financiación, la distribución de beneficios y las formas de garantizar la “racionalidad comercial” de los proyectos conjuntos.

Según los términos acordados el miércoles, la promesa de inversión de Corea de 350 mil millones de dólares tendrá dos vertientes: 200 mil millones de dólares en pagos en efectivo y 150 mil millones de dólares destinados a la cooperación en la industria de la construcción naval, con un límite de inversión anual fijado en 20 mil millones de dólares, según Kim Yong-beom, jefe de gabinete presidencial para políticas.

Seúl y Washington también acordaron incorporar la “racionalidad comercial” al memorando de entendimiento, que actualmente está próximo a su finalización, y dividir las ganancias por igual hasta que se recupere el monto de la inversión, dijo Kim.

El monto del pago en efectivo fue el principal punto de fricción en las negociaciones posteriores entre los dos países, ya que Estados Unidos había solicitado un pago “por adelantado”, mientras que Seúl buscaba una inversión más indirecta, como préstamos y garantías crediticias.

La presión sobre Corea aumentó después de que Japón acordara financiar 550.000 millones de dólares para proyectos estadounidenses en virtud de un acuerdo comercial.

Durante un discurso especial pronunciado ese mismo día en la Cumbre de Directores Ejecutivos de APEC, Trump afirmó que la ministra de Industria coreana, Kim Jung-kwan, quien lideró las negociaciones comerciales del país con Estados Unidos, era “muy dura”, y añadió que la parte estadounidense deseaba tener “a alguien de menor calibre” como contraparte negociadora.

Después de que Kim asumiera el cargo, el Ministerio de Comercio, Industria y Recursos propuso a la parte estadounidense, durante las negociaciones comerciales, la idea de impulsar la cooperación bilateral en la construcción naval, denominada proyecto “Make American Shipbuilding Great Again (MASGA)”.

El proyecto previsto, que se alinea con la visión de Trump de revitalizar la industria naval estadounidense, se considera que ha supuesto un avance decisivo en las negociaciones comerciales entre los dos países.