Desde aquel lejano 18 de mayo de 1990, fecha en la que tres amigos se asociaron para fundar la empresa Hazesa, cuyo rol era el transporte de cargas, al presente, donde el grupo se ha transformado en un actor clave de la economía del Estado de Colima. Allí han logrado consolidar una moderna terminal de carga general en la ciudad de Manzanillo, almacenes logísticos y una flota de camiones que distribuyen mercancías por todo México.
Raúl Sandoval Calderón, uno de los tres visionarios que iniciaron lo que hoy es el Grupo Hazesa, cuenta cómo ha sido guiar una empresa durante 33 años, repasando todos aquellos hitos fundacionales que la convirtieron en lo que es en la actualidad.
Sandoval recuerda que los inicios de la compañía no fueron directamente ligados al agua, sino que tierra adentro, en la logística.
“El vínculo no fue de inmediato, pues Hazesa comenzó como una pequeña empresa de transporte, como las había varias otras, llevábamos carga a través de las rutas federales. Conforme pasó el tiempo, la flota se fue agrandando, gracias al esfuerzo de nuestros colaboradores”, comenta.
“Nuestro comienzo con la logística, asociada al puerto, empezó tras el terremoto de octubre de 1985, que tuvo su epicentro en nuestro Estado de Colima y que destruyó una parte de la infraestructura del puerto de Manzanillo. Ese daño se tradujo en una serie de problemas para las líneas navieras al momento de retirar sus contenedores del puerto y fue de esta manera que germinó rápidamente la idea de contar con explanadas para el almacenamiento de contenedores vacíos al exterior del terminal”, agrega.
El esfuerzo y la calidad de servicio de Hazesa lo puso en la mira de Maersk que, de inmediato, reconoció a un potencial socio para sus operaciones terrestres. Así, Hazesa comenzó su camino al mar.
“El primero que contactó a Hazesa para implementar un depósito de contenedores fuera del recinto portuario fue Maersk. La naviera danesa nos brindó su confianza para comenzar con esta nueva línea de negocios con un cliente de relevancia. La invitación de este gigante de la logística fue un enorme desafío al que hicimos frente con mucho rigor profesional y, al poco tiempo del inicio de nuestras operaciones de patio, empezaron a llegar otras líneas como fue Sudamericana de Vapores, NYK, Sea Land, Maruba, para solo nombrar algunas”, recuerda Sandoval.
“El depósito de contenedores vacíos avanzó con mucho éxito y su rol dinamizó el negocio portuario, ayudando a las empresas navieras a optimizar sus procesos logísticos. La alianza con Maersk se consolidó y gracias a aquello, Hazesa y ellos conformaron una sociedad donde fui designado director y me encargué de ayudar al servicio de entrega, recepción, limpieza, reparación de contenedores. En paralelo, nuestra flota de camiones aumentó, gracias a la adquisición de nuevas unidades, pero también a la conformación de una comunidad donde nosotros teníamos la carga y subcontratábamos servicios de transporte a otros propietarios de máquinas que estuvieran disponibles para trabajar bajo el estándar de calidad que ya era un sello de nuestra empresa”, rememora.
La alianza con Maersk significó dar pasos en dirección al mar, pero antes la compañía siguió fortaleciendo su modelo de negocio y, de la mano de un nuevo aliado, se acercaron todavía más a la operación portuaria.
“Hace ya 20 años, Maersk tomó la decisión de trasladar sus operaciones de muelle desde Manzanillo al Puerto de Lázaro Cárdenas en el Estado de Michoacán y nos invita a acompañarlos como partners en logística, cosa que realizamos por espacio de un par de años, hasta que decidimos cambiar de modelo de negocios para aquel lugar y terminamos arrendando nuestra infraestructura en lugar de operarla directamente”, explica.
El paso previo a la operación de un muelle llegó con el almacenamiento de minerales para Grupo México. La operación permitió a Hazesa conocer en detalle las dinámicas del puerto, específicamente, de distintos tipos de granel mineral.
“Para hablar de eso, necesariamente debo hacer mención al Grupo México, quienes nos pidieron almacenar lotes de minerales que se los entregaban en el depósito de nosotros, pero eran entregados a las empresas transnacionales que se dedican a la comercialización de commodities” dice Raúl Sandoval.
“Gracias a esta alianza virtuosa, empezaron a llegar a toda la República Mexicana materiales de las minas y hacíamos mezclas, les dábamos acondicionamiento y finalmente lo teníamos que embarcar por el puerto. Esta nueva expansión de Hazesa nos permitió conocer con detalle los procesos para hacerlos eficientes y ambientalmente más amigables. Toda esta experiencia fue la antesala para participar del proceso licitatorio para la adjudicación de la construcción y posterior operación del terminal de Manzanillo, cosa que ocurrió en 2012, cuando hicimos la oferta más competitiva que el consorcio español con el que llegamos a la final”, complementa.
Si bien Hazesa parte en los 90, Raúl cuenta que su presencia y la de su familia data de 1977, teniendo siempre como sello la honestidad y la disposición para aprender, lo que les ha permitido adaptarse en todos los emprendimientos.
“Nosotros llegamos a Manzanillo en el año 1977. Desde aquel momento, nuestro sello fue el trabajo duro y el compromiso con cada uno de los clientes que fuimos teniendo a lo largo de los años. Se trata de valores que nos entregaron nuestros padres en el seno familiar: la honestidad y la disposición para aprender cosas nuevas, fueron la clave para cimentar la reputación de Hazesa como un socio confiable para cada vez más operaciones de tipo logístico, ya sea terrestre o marítimo”, señala.
La consolidación total del grupo fue en 2015-2016 cuando abren el terminal granelero en el Puerto de Manzanillo, uno de los más importantes de México, por sus conexiones marítimas, volúmenes de carga, competencia y ubicación geográfica. Este hito no ha sido más que un motivo de orgullo para Raúl Sandoval, ya que implicó años de trabajo y vencer un sinnúmero de obstáculos.
“Me siento orgulloso de haber transformado la eficiencia del sistema de carguío de las naves, lo que se traduce en estadías en muelle que pasaron de 4 o 5 días a tan solo unas horas. En 2023, estimamos que alcanzaremos los 2,5 millones de toneladas transferidas en nuestro terminal”, afirma.
En esta etapa de emprendimiento de Hazesa, Kalmar y SITSA han jugado -en las propias palabras de Raúl Sandoval- un socio eficiente y resistente.
“Si somos eficientes, no es solo por la vocación del servicio que tiene el equipo humano de la organización que dirijo, sino también por que adquirimos equipamiento resistente y que asegure los mejores rendimientos: así fue como llegamos a la marca finlandesa, Kalmar. El reach stacker de Kalmar nos ha dado excelentes resultados en nuestras operaciones. También ha sido bueno, el resultado que hemos tenido con los 6 montacargas grandes, de 25 a 30 toneladas de capacidad de levante”, apunta.
“Siendo Manzanillo, un consumidor de maquinaria de Kalmar, con ya tan buenos resultados, complementado por la cercanía de otros terminales, me gustaría agradecer a sus representantes en México SITSA, quienes siempre están preocupados de que nosotros, sus clientes, estemos satisfechos. Contamos con un completísimo depósito de partes y piezas a pocas horas de vuelo de Manzanillo, por lo que las mantenciones se hacen con una planificación que permite contar con todo lo que se requiere a tiempo y, cuando han surgido imponderables, los ejecutivos de Kalmar y SITSA siempre han sabido resolverlo en tiempos muy breves. No tengo dudas que, parte del éxito de Hazesa, se lo debemos a nuestros robustos y confiables equipos Kalmar”, remarca Raúl Sandoval.