Por Redacción PortalPortuario.cl
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Las obras de la primera fase del Espigón central del Puerto de Bilbao y los trabajos de estabilización de la antigua cantera de Punta Lucero, que lleva a cabo la Autoridad Portuaria desde finales de noviembre de 2016, finalizarán a lo largo de este mes de septiembre, tres meses antes del plan inicial previsto.
Atendiendo a ventajas de orden técnico, medioambiental y financiero- y dado que han coincidido en el tiempo- las obras se han englobado en un único contrato. El presupuesto total es de 74 millones de euros.
La Comisión Europea aporta el 20% del importe, en el ámbito del programa Connecting Europe Facility (CEF), y el resto es sufragado con fondos propios de la Autoridad Portuaria. De este importe total, el 11% aproximadamente corresponde a las obras de estabilización de la cantera, es decir, unos 8 millones.
Las obras, adjudicadas por lo tanto en un único concurso público, han sido realizadas por la UTE formada por Trabajos y Obras (SATO), Construcciones Adolfo Sobrino, y Excavaciones Viuda de Sáinz.
Primera fase del Espigón Central
El nuevo muelle se ha denominado Espigón Central por su ubicación, (en la zona abrigada por el dique de Zierbena y su contradique), y supone el total aprovechamiento de la misma a su completa finalización.
Las obras de esta primera fase han permitido ganar al mar 360.000 m2 de superficie y 1.218 metros de nueva línea de atraque, con un calado de 21 metros. La superficie obtenida supondrá algo más de la mitad de los 600.000 m2 que tendrá el muelle una vez concluido.
Cantera
Los trabajos de estabilización de la antigua cantera de Punta Lucero se han llevado a cabo con el fin de atajar los deslizamientos y desprendimientos de bloques rocosos que se habían ido produciendo en los últimos años. Para garantizar la eficacia y durabilidad de los trabajos, y tras la realización de varios estudios y el asesoramiento de empresas especializadas, se optó por proceder a su saneamiento mediante el “peinado” de la zona, desde la cota más alta hasta las cotas más bajas, mediante pequeñas voladuras controladas, y otras obras auxiliares. En total, se han llevado a cabo ya 325 voladuras, con una media de unas 10 o 15 al mes, y se estima que falten por realizar otras 5 durante el presente mes de septiembre.
Cada voladura se ha anunciado con una señal acústica a modo de preaviso a aquellas instalaciones portuarias próximas a la zona de obras, y los trabajos han contado con la supervisión de la Dirección de Energía, Minas y Administración Industrial del Gobierno vasco.
La técnica empleada para las voladuras ha sido la misma que la utilizada en la carretera BI-625 a la altura del enlace de la AP8 Arrigorriaga con el enlace de Zaratamo, o en el casco antiguo de Toledo.
La antigua cantera de Puna Lucero, ubicada en el término municipal de Zierbena, se explotó para suministrar material para la ampliación del Puerto de Bilbao desde los años 70 hasta hace unos 20 años, aproximadamente. Desde entonces, no se ha extraído material de la misma, ya que los préstamos de material que han sido necesarios para las infraestructuras portuarias han sido obtenidos de canteras comerciales próximas al puerto, o desde otras obras cercanas.
Presentaba, en su mayor parte, un aspecto estable que no presenta problemas, excepto en una zona muy determinada por la disposición e inclinación de las lajas de roca y el habitual progresivo deterioro por efectos de lluvias y temperaturas. Los desprendimientos en dicha zona han obligado, por razones de seguridad, a cortar el vial que pasa a sus pies, así como a la disposición de bloques de hormigón para impedir que las rocas que rodaran por la ladera llegaran hasta los depósitos de productos petroquímicos.
Estas medidas adoptadas tenían carácter provisional y obligaban a acometer actuaciones que dieran una solución permanente al entorno, dotándolo de la seguridad necesaria para el correcto desarrollo de las actividades portuarias, tanto de tránsito de camiones por el vial, como de almacenamiento de graneles líquidos.
Visto el hecho, se decidió hacer un estudio previo de la zona afectada y un desarrollo posterior del mismo para establecer las alternativas que dotaran de estabilidad a la ladera, teniendo en cuenta factores tales como la seguridad y la durabilidad.
Descartadas las alternativas de sostenimiento con anclajes y mallas por su mal comportamiento a medio y largo plazo, se decidió acometer la estabilización reperfilando una altura aproximada de 170 metros de la ladera en una superficie de 4 hectáreas, dotándolo de taludes de 15 metros de altura y bermas de 5-6 m de anchura adecuadas para garantizar, como se ha dicho antes, seguridad y durabilidad a largo plazo.
Este reperfilado se ha realizado mediante la excavación a base de voladuras y ha provocado un sobrante de material de hasta 900.000 m3 que debía ser retirado, transportado y depositado en otro punto, en este caso en el Espigón Central.