Felipe Caselli es director de la Escuela de Ingeniería Oceánica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Valparaíso
El comercio marítimo es el eje del intercambio global y Chile, con su extenso litoral y economía abierta al mundo, enfrenta un 2025 lleno de desafíos y oportunidades en su sistema portuario. La modernización de infraestructura y procesos, la adaptación al cambio climático, los avances en la capacidad portuaria en países vecinos y las tensiones geopolíticas son algunos de los elementos que marcarán el futuro del sector.
La región enfrenta un momento de transformación con el fortalecimiento de puertos vecinos como el Puerto de Chancay en Perú, que proporciona ventajas competitivas a los productores peruanos, así como constituirse en un importante competidor para nuestros puertos de la zona central del país. Este nuevo actor, respaldado por inversiones significativas de capitales chinos, está diseñado para facilitar el comercio con Asia, un mercado crucial también para Chile.
Ecuador y Colombia también avanzan en la modernización de sus infraestructuras portuarias como Posorja y Buenaventura, aumentando la presión competitiva en el Pacífico sur. Estos desarrollos subrayan la importancia de que Chile continúe en la senda de la mejora en de capacidad y productividad de sus puertos para mantener su relevancia en el comercio regional.
El objetivo a largo plazo es realizar las acciones que nos permitan atender buques de mayor tamaño, una tendencia creciente en el comercio marítimo internacional. La necesidad de dragados, ampliación de terminales y modernización tecnológica son temas prioritarios. En este sentido, la digitalización y automatización de procesos se constituyen en estrategias para mejorar la eficiencia operativa, aspecto en el que aún hay puertos en los que se visualizan rezagos significativos en comparación con otros países de la región, incluyendo una limitada adopción de tecnologías digitales, infraestructura obsoleta en algunos terminales, como los puertos secundarios del sur del país, que requieren recursos importantes para modernizar sus sistemas de carga y mejorar su conectividad logística. La integración multimodal también es clave. Mejorar las conexiones terrestres y ferroviarias desde los puertos hasta los mercados internos y regionales es una estrategia esencial para reducir costos logísticos y aumentar la competitividad del sistema, algo en lo que seguimos muy al debe.
Otro aspecto muy relevante corresponde al impacto que el cambio climático genera directamente en los puertos con eventos meteorológicos extremos como marejadas, vientos y cambios en los patrones de precipitación. Estas condiciones aumentan los costos operativos, generan interrupciones y la necesidad de infraestructura y sistemas más resilientes. La inversión en adaptación ante marejadas y sistemas que permitan la gestión de la continuidad de la operación bajo condiciones adversas debe ser prioritaria, lo que incluye el trabajo entre los distintos actores del sistema marítimo portuario.
Un tema que ha ido adquiriendo mayor relevancia se asocia a la ambiciosa estrategia de nuestro país para convertirse en un líder en la producción y exportación de hidrógeno verde, particularmente desde el norte y el sur del país. Esta iniciativa, alineada con los objetivos globales de descarbonización, presenta una oportunidad clave para los puertos nacionales.
La adaptación de la infraestructura portuaria para manejar el transporte de hidrógeno verde y sus derivados será fundamental. Esto incluye la creación de terminales habilitados y la integración de sistemas logísticos sostenibles que respalden esta nueva industria. Además, la ubicación estratégica de Chile como puerta de entrada al Pacífico, así como la conexión con el Atlántico en el sur, lo posiciona favorablemente para satisfacer la creciente demanda de energía limpia en Asia, Europa y otros mercados clave.
Integrar el desarrollo del hidrógeno verde con la modernización portuaria no solo fortalecerá la competitividad del sistema, sino que también contribuirá a los compromisos climáticos nacionales.
Este 2025 puede ser el año en que Chile no solo enfrente sus desafíos, sino también aproveche las oportunidades para consolidar su sistema portuario como un referente en la región y en el comercio marítimo global.