Por Harry Klenner
Presidente de la Asociación Chilena de Prácticos de Puerto
Actualmente, según la Organización Marítima Internacional (OMI), cerca de 300.000 tripulantes permanecen embarcados sin haber sido relevados a raíz de la pandemia.
Muchos de ellos lleven más de 9 o 10 meses embarcados y han superado con creces los tiempos que normalmente estipulan las regulaciones internacionales, con el consiguiente agotamiento físico, mental y el estrés propio que produce el confinamiento, sumado al hecho de estar alejado de sus hogares y seres queridos.
Las restricciones de viaje impuestas por los gobiernos de todo el mundo han creado obstáculos importantes para los cambios de tripulación y la repatriación de la gente de mar, lo que ha llevado a una creciente crisis humanitaria, así como a una enorme preocupación por la seguridad de la gente de mar y el transporte marítimo.
La OMI ha intervenido rápidamente instando a sus Estados Miembros a designar a la gente de mar como trabajadores clave, para que puedan viajar entre los buques que constituyen su lugar de trabajo y sus países de residencia.
Esta situación es insostenible en el tiempo y afecta seriamente, tanto al bienestar de la gente de mar como al funcionamiento seguro de los buques. Sin embargo, dado que más del 80% del volumen del comercio mundial se transporta por vía marítima, las naves deberán mantenerse navegando porque su operación es vital para el desarrollo sostenible y la prosperidad del mundo.
El Práctico, en la mayoría de los casos, es la primera persona que se embarca cuando la nave recala y el último que se desembarca cuando la nave zarpa; en este contexto, su labor es fundamental en cuanto a extremar las medidas de seguridad en las maniobras y estar muy atento a detectar oportunamente el cansancio, estrés o fatiga en las dotaciones, que muchas veces no se percibe a simple vista y en estas circunstancias es más profunda de lo que parece ser.
En la actualidad, si bien el Práctico puede contar con más elementos tecnológicos de apoyo para la toma de decisiones, es finalmente él, quien de acuerdo a su criterio, experiencia y conocimiento del medio donde se desenvuelve, dará la orden al timonel, a la máquina o al remolcador para conducir el buque seguro al puerto o al muelle y es en esos momentos trascendentes dónde debe tener la certeza que la tripulación cumplirá las instrucciones que emita.
Dado lo anterior, es de vital importancia que todos los organismos involucrados directa o indirectamente en la operación de una nave, mantengan los controles adecuados y permanentes sobre las dotaciones embarcadas, para asegurar su estado de salud y condiciones óptimas para mantenerse a bordo.
Por nuestra parte, como Asociación de Prácticos de Puerto, hemos instado a nuestros asociados a extremar las medidas de seguridad y estar muy atentos en las maniobras, para permitir que estas se desarrollen con normalidad, salvaguardar la vida humana en el mar y cuidar el medio ambiente acuático, para mantener nuestros mares más seguros, más limpios y más conocidos.