Jorge Inostroza es expresidente del Grupo EFE
Algunos medios de prensa han advertido el grave deterioro y pérdida de eficiencia de los puertos chilenos en comparación con Perú, Brasil y Ecuador (salvo Coronel). Más aún, se señala la gran ventaja peruana con su mega puerto de Chancay, cuya operación se iniciaría el 2024.
En el año 1997, en el gobierno de Eduardo Frei fue disuelta la Empresa Portuaria de Chile (Emporchi), entregando la operación de los puertos a empresas privadas en el formato de concesiones. Más que el ingreso de privados a operar puertos, se debilitó la capacidad del Estado en cuanto al diseño y planificación de las transferencias de cargas y de los propios puertos chilenos. Desde allí, se ha actuado negocio a negocio, proyecto a proyecto, sin una mirada integral y sistémica que atienda a la competitividad del país.
El Puerto de San Antonio lleva más de 10 años con la promesa de un Gran Puerto Exterior, arrastrando serias disputas medioambientales, diferencias con las comunidades y con la propia ciudad (zona de sacrificio), intentando levantar un proyecto que, en sus consecuencias, tiene efectos en la propia ciudad, en todas las localidades en ruta hacia Santiago y también en la Región Metropolitana. No es razonable entregar un proyecto de esta magnitud a una empresa portuaria, que también tiene limitaciones.
En el tema portuario, estamos en presencia de observar y atender los propios puertos, la logística integral, varios y sustentables modos de transporte, las leyes de cabotaje, los trabajadores portuarios, los efectos en las personas, en las ciudades, en el medioambiente, tanto en la Región de Valparaíso, en el Bio Bio, como en la Metropolitana.
Hacen falta otras miradas, otras gobernanzas, urgente.
Han transcurrido 25 años desde las concesiones de los puertos y ahora nos damos cuenta que hace años eliminamos la capacidad de planificar, de diseñar el país que queremos, a lo menos en la logistica e infraestructura.
Si el Estado ahora es llamado a reparar, entonces y para no repetir en el tiempo, que se haga cargo no solo de mejorar el negocio y el sector, sino que también mire y atienda los efectos y el desarrollo de las ciudades, de su gente y del país.