Juan Carlos Paz: Eten como nodo estratégico para el desarrollo del norte peruano y la salida minera


Juan Carlos Paz Cárdenas es ex presidente de la Autoridad Portuaria Nacional del Perú


En el norte del litoral peruano, Eten avanza en silencio como una de las apuestas logísticas más coherentes del país. Su potencial no se mide en anuncios espectaculares, sino en el acoplamiento preciso entre visión territorial, planificación técnica y oportunidades productivas reales. El reciente otorgamiento de viabilidad técnica temporal al Terminal Portuario Multipropósito de Eten, bajo responsabilidad directa de la Autoridad Portuaria Nacional (APN), marca un punto de inflexión en la estrategia logística del Estado.

A diferencia de las ocho asociaciones público-privadas actualmente en marcha, el Puerto de Eten será desarrollado por iniciativa e inversión 100?% privadas. Esta modalidad responde de manera racional a una demanda logística en crecimiento y a un territorio con alto potencial de transformación. La propuesta, formulada por la empresa peruana Port Nexus, ha superado una rigurosa evaluación que contempla más de 6 millones de toneladas proyectadas —entre agroexportación, carga de importación, graneles y minerales—, así como un análisis comparativo de alternativas que identificó a Eten como un nodo portuario viable en el norte peruano.

Pero el factor decisivo es otro: Eten se proyecta como el punto de anclaje del futuro corredor minero del norte. Este eje logístico permitirá canalizar hacia el Pacífico las cargas de proyectos como Michiquillay, Cañariaco, La Granja, Galeno y otros activos de clase mundial, actualmente sin una salida portuaria eficiente. La articulación entre puerto y ferrocarril —que atravesaría Cajamarca hasta llegar al litoral lambayecano— tiene el potencial de reconfigurar el desarrollo económico del norte peruano, facilitando la exportación de cobre, oro, plata y molibdeno.

La transferencia prevista de más de 5.300 hectáreas de terrenos colindantes, promovida activamente por el Gobierno Regional de Lambayeque, refuerza la viabilidad industrial del entorno y refleja un compromiso político poco frecuente en otros casos. Lo que se proyecta es un enclave logístico con servicios de valor agregado, parque industrial, almacenes y plataforma multimodal. La inversión en infraestructura básica y servicios portuarios se perfila como detonante de un proceso más amplio de integración productiva.

En este esfuerzo por reconfigurar la logística del norte, no puede ignorarse el papel estructurante de la infraestructura hídrica. La represa Limón —componente clave del proyecto Olmos— trasvasa agua desde el río Huancabamba hacia la costa de Lambayeque, irrigando más de 40 mil hectáreas y sosteniendo polos agroindustriales de exportación. Su ampliación y adecuado mantenimiento son estratégicos para garantizar el abastecimiento hídrico de un entorno productivo que se articulará al nuevo nodo portuario de Eten.

El desarrollo efectivo de este puerto lambayecano dependerá del cierre de los estudios definitivos, la habilitación portuaria y el saneamiento legal de los terrenos, por lo que su construcción podrá iniciarse antes que termine esta década. La prioridad es clara: convertir a Eten en una alternativa real al centralismo logístico del Perú, con impacto tangible para las regiones norteñas.

En suma, el nuevo Puerto de Eten expresa una lógica de complementariedad con otros proyectos Y no depende de grandes titulares ni cifras sobredimensionadas, sino de decisiones sostenidas, planificación rigurosa y coordinación público-privada. A veces, las obras más trascendentes no son las que más ruido hacen, sino las que abren rutas nuevas allí donde antes solo había espera.


 

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