Juan Duarte: América Latina y el Caribe, una nueva ola de inversiones portuarias en un mundo que invierte menos

Juan Duarte es CEO de Duaga y Presidente Ejecutivo de la Asociación Americana de Autoridades Portuarias (AAPA)


En un contexto de desaceleración global, América Latina y el Caribe se han movido a contracorriente. En el primer semestre de 2025, la inversión extranjera directa (IED) mundial cayó alrededor de 3%, principalmente por la menor actividad de fusiones y adquisiciones en economías desarrolladas. En ese mismo período, las entradas de inversión aumentaron cerca de 12% en América Latina y el Caribe y 7% en Asia, mientras África registró una caída cercana a 42%.

En 2024, la región había recibido alrededor de 189.000 millones de dólares en IED, con un crecimiento próximo a 7%. El mundo invierte menos, pero cuando decide invertir más, mira con mayor atención hacia la región, y una parte creciente de ese capital se orienta a los puertos y a la logística marítima.

Son tres las fuerzas que reordenan la inversión portuaria. En primer lugar, el avance del nearshoring hacia Norteamérica reconfigura cadenas de suministro y refuerza el papel de los puertos latinoamericanos como plataformas de acceso a Estados Unidos y Canadá.

En segundo lugar, la transición energética y el auge de minerales críticos incrementan los flujos de graneles, combustibles y equipos, y requieren terminales más especializadas y resilientes.

En tercer lugar, la digitalización eleva las exigencias de trazabilidad, eficiencia operativa y gestión inteligente de la capacidad, obligando a integrar infraestructura física y sistemas avanzados de información.

En este contexto, la inversión portuaria deja de ser una respuesta inercial al crecimiento del comercio y pasa a ser una decisión estratégica sobre la posición de cada país en las cadenas globales de valor.

Mesoamérica y el sureste mexicano, progreso como plataforma emergente

En el corredor mesoamericano, México ha comenzado a reforzar su costa del Golfo y su conexión con el sureste. APM Terminals México anunció un plan integral de modernización para su terminal de contenedores en Puerto Progreso, Yucatán, que contempla una inversión por etapas de aproximadamente 163 millones de dólares a lo largo de los próximos 19 años.

El proyecto incluye mejoras de infraestructura, renovación de equipos e incorporación de tecnología avanzada, con el objetivo de elevar los estándares de operación y fortalecer la conectividad marítima y logística de Yucatán y del sureste mexicano.

El plan se sustenta en una visión de largo plazo que combina modernización física, avances en descarbonización y coordinación con el gobierno estatal para impulsar el desarrollo logístico e industrial de la región. La intención declarada es consolidar a Puerto Progreso como un referente en innovación y tecnología portuaria, con operaciones más eficientes y sustentables.

En paralelo, puertos centroamericanos como Cortés, Quetzal, Acajutla, La Unión y Caldera avanzan en ampliaciones y concesiones de largo plazo, buscando acompañar el crecimiento del comercio intrarregional y mejorar la conexión con América del Norte.

Eje andino del Pacífico, Callao y la modernización privada en Ecuador

Se observa una apuesta clara por consolidar una plataforma transpacífica. En Perú, APM Terminals invertirá 550 millones de dólares para ampliar el Puerto del Callao a partir de enero. La inversión se ejecutará en dos años, con el objetivo de aumentar la capacidad de la terminal y recibir buques con capacidad de hasta 24.000 contenedores, lo que sitúa al puerto en la franja más exigente del tráfico mundial.

La expansión del Puerto de Callao se refuerza con mejor conectividad gracias a un nuevo servicio semanal directo desde China y Corea del Sur (ruta Alpaca de Mediterranean Shipping Company entre Ningbo, Busan y Callao), que reduce hasta en 15 días los tiempos de envío con Asia e impacta positivamente en sectores clave de la economía peruana. Así, Callao no solo aumenta su capacidad en TEU, sino que consolida su rol como nodo estratégico del Pacífico en el comercio con Asia.

En Ecuador, la respuesta está liderada por el sector privado. Cinco puertos privados proyectan invertir 208,2 millones de dólares entre 2026 y 2030 en ampliación de infraestructura, adquisición de equipos y sistemas tecnológicos, con el fin de atender el crecimiento del comercio exterior y la llegada de buques de mayor capacidad.

Según la Asociación de Terminales Portuarios Privados del Ecuador, Naportec liderará este plan con 91,2 millones de dólares, seguida de Terminal Portuario de Guayaquil con 67,9 millones, Fertisa con 18,6 millones, QC Terminales del Ecuador con 15,3 millones y Store Ocean con 14,8 millones.

Terminal Portuario de Guayaquil ampliará su muelle de 660 a 800 metros, incorporará nuevas grúas y sistemas automatizados y fortalecerá su autogeneración eléctrica. Entre 2006 y 2025, estas cinco terminales ya han invertido 391,9 millones de dólares en infraestructura, superestructura, seguridad y tecnología, lo que evidencia una trayectoria de modernización continua.

La llegada anticipada de buques Neopanamax y de mayor tamaño ha adelantado decisiones de inversión que, hace pocos años, se proyectaban para una década posterior.

Cono Sur atlántico, Santos como hub y la articulación regional

En el Cono Sur y en la costa atlántica, el Puerto de Santos consolida su rol como gran hub regional. El Ministerio de Puertos y Aeropuertos de Brasil y DP World invertirán 275 millones de dólares para ampliar su terminal de contenedores y elevar la capacidad a 2,1 millones de TEU anuales hacia 2028, extendiendo el muelle de 1.100 a 1.290 metros para recibir simultáneamente buques New Panamax de hasta 150.000 toneladas y 366 metros de eslora.

La segunda fase de inversiones contempla la construcción de nueva infraestructura portuaria (muelle, área trasera, accesos, zonas de inspección y carga refrigerada) y la compra de equipos modernos y sostenibles (grúas y vehículos). Además, se suma la futura terminal STS10, con una inversión de 740 millones de dólares y cuatro posiciones de atraque más, que podría aumentar en un 50 % la capacidad de manejo de contenedores de Santos.

Chile y Uruguay siguen una estrategia portuaria complementaria: Valparaíso y el futuro puerto exterior de San Antonio ampliarán la capacidad del Pacífico sur, mientras que Montevideo expande su terminal de contenedores para consolidarse como hub de transbordo en el Río de la Plata. Aunque las inversiones difieren, en todos los casos se busca adaptarse a buques más grandes, mejorar la productividad y asegurar tráficos antes de que se desvíen a otros puertos de la región.

Claves para el sector

Considerados en conjunto, estos casos muestran que la nueva ola de inversiones portuarias en América Latina y el Caribe no se limita a aumentar capacidad instalada. La ampliación de muelles, la incorporación de grúas de mayor alcance, la preparación para buques de gran tamaño y la apertura de servicios directos con Asia y Norteamérica responden a un objetivo más amplio: reposicionar a la región en las cadenas globales de valor, reducir tiempos de tránsito y mejorar la previsibilidad logística.

Al mismo tiempo, persisten desafíos estructurales. La región compite con otros polos emergentes por una IED más escasa y selectiva, y la concentración de recursos en determinados puertos y corredores puede ampliar brechas internas si no se acompaña de una mejor integración física, normativa y logística.

Existe, además, el riesgo de que los cuellos de botella se desplacen desde el frente de agua hacia el hinterland si las inversiones en accesos viales y ferroviarios, en regulación y en capital humano no avanzan al mismo ritmo que las obras portuarias.

El mensaje para el sector es claro, el capital está llegando y se está comprometiendo en proyectos concretos, con montos, plazos y estándares cada vez más exigentes. La diferencia la marcarán los países y puertos capaces de traducir estas inversiones en más y mejores servicios, menores costos logísticos y una inserción más sólida en las cadenas globales. Esa capacidad de ejecución, más que la cifra total anunciada, será lo que determine si esta ola portuaria se convierte en un verdadero punto de inflexión para la competitividad de América Latina y el Caribe.


 

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