Juan Pedro Sepúlveda: Hidrógeno y electromovilidad, nueva fuerza para la logística del futuro

Juan Pedro Sepúlveda es académico de la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad de Santiago de Chile y Miembro del Comité de Logística del Consejo Políticas de Infraestructura (CPI).


La puesta en marcha de la primera locomotora que opera con hidrógeno verde del Ferrocarril de Antofagasta (FCAB) marca un antes y un después en la logística en América Latina. Con 1.000 kW de potencia y 184 kilos de hidrógeno almacenados, esta máquina reduce en 30 toneladas su peso respecto a locomotoras convencionales, demostrando que la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde ya no es solo una promesa, sino una realidad en movimiento.

Este hito es parte de un ecosistema logístico que se encuentra en transición a nivel nacional: este sector -que moviliza productos dentro del país-, ha ido progresivamente usando combustibles más limpios precisamente para rebajar su huella de carbono, tendencia mundial que indica que los vehículos que tienen alta circulación en calles y autopistas, deben hacer mayores esfuerzos por reducir emisiones.

En las ciudades, la electrificación avanza con fuerza: el e-commerce impulsa el 60% de las flotas eléctricas corporativas. Así, hay ejemplos como Chilexpress -que opera 120 furgones eléctricos capaces de evitar 800 toneladas de CO? al año-, y Walmart Chile, que lidera con la mayor flota de camiones eléctricos pesados de la región. Estas soluciones de baterías dominan la última milla, donde los trayectos cortos y recurrentes favorecen la operación eléctrica.

En cambio, en el transporte pesado -faenas mineras, corredores de carga o rutas no electrificadas- las baterías pierden competitividad. Allí, el hidrógeno verde aparece como la alternativa que faltaba. La experiencia internacional lo confirma: un fabricante de vehículos opera desde 2025 camiones de hidrógeno en Europa con recorridos superiores a 80.000 kilómetros y en Alemania, el tren Coradia iLint demuestra que el hidrógeno ya es viable para servicios ferroviarios prolongados.

En el ámbito marítimo, la descarbonización sigue siendo uno de los mayores desafíos globales: el transporte oceánico depende aún de combustibles fósiles de alta intensidad energética, y aunque avanzan pilotos con amoníaco e hidrógeno, la infraestructura portuaria y los altos costos de transición mantienen al sector rezagado frente a otros modos de transporte.

Lo que emerge es una visión clara: no existe una única solución energética, sino una complementariedad inteligente. Electricidad para la distribución urbana; hidrógeno para largas distancias y operaciones intensivas; digitalización como capa habilitante para optimizar ambas.

Hacia adelante, el desafío no es tecnológico: la tecnología ya llegó. Lo crucial será escalar infraestructura, acelerar normativas y generar certezas para la inversión. Chile tiene la oportunidad de transformar pilotos en estándares y la locomotora del norte es más que un símbolo: es el primer vagón de una logística verde que recién comienza su recorrido.


 

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