Hace prácticamente un año, Manuel Cañas, con más de tres décadas de experiencia en el rubro marítimo-portuario, dejaba San Antonio para asumir la gerencia general de Iquique Terminal Internacional (ITI) en reemplazo de Fernando Ugarte. Su gestión, de inmediato, comenzó a tener notoriedad por una serie de iniciativas que apuntaban a tener un acercamiento con los trabajadores de la empresa y la comunidad; sin embargo, esas buenas relaciones tuvieron un giro sorpresivo a contar del 29 de mayo, fecha en que el Sindicato Número 2 de Muellaje ITI inició un paro que ha superado las dos semanas sin acuerdos.
En entrevista con PortalPortuario.cl, Cañas reconoce que no esperaba la huelga y mantiene su postura respecto de que lo ofrecido por la empresa es “una buena oferta”, ya que, a su juicio, se “ajusta” a la realidad de la industria y a la situación económica, no sólo nacional, sino que continental.
Cuando usted llegó al cargo, de inmediato se notó una política de acercamiento a los trabajadores y sindicatos ¿Se esperaba este paro tan extenso? ¿Fue sorpresivo?
No nos esperábamos un paro. Dar pie a una negociación no reglada fue un voto de confianza en nuestros trabajadores, convencidos de que nuestro equipo es un pilar fundamental en la organización, basados en la buena relación que hemos construido.
¿Y qué pasó? ¿Por qué esa relación no fructificó en un buen acuerdo?
Los acontecimientos demuestran que nuestros dirigentes asumieron con una visión distinta este proceso. Vemos con preocupación la postura inflexible que han adoptado y que no tiene un correlato con el escenario económico que enfrentamos y la realidad de la industria. Nada de lo que la empresa ha ofrecido ha sido suficiente. Se han negado sistemáticamente a toda propuesta que difiera de sus demandas, sin medir las consecuencias que esto tiene para la necesaria continuidad operacional de los puertos, la cadena logística de la región y el comercio exterior del país.
¿Cuánto perjuicio ha causado el paro, tanto en lo económico como en la imagen de la ciudad y el país?
Más allá del evidente perjuicio económico para ITI, nos preocupa el significado que tiene para Iquique, la Región de Tarapacá y el país. Este paro ha tenido un impacto económico relevante para el terminal, la zona y toda la cadena logística, pero también ha dañado la confianza de nuestros clientes y la competitividad regional, trascendiendo incluso nuestras fronteras. Iquique no merece esto y lamentablemente los dirigentes portuarios parecen no verlo. Este paro no es un problema solo entre privados. Esta movilización ilegal menoscaba las bases de nuestra institucionalidad y, ciertamente, esperamos una voz decidida de la autoridad frente a este hecho.
¿Cómo tomó la caravana de camioneros que, a raíz del paro, pedían su renuncia?
Es un error personalizar el conflicto. No perdamos el foco y veamos el problema de fondo. Lo esencial aquí es que este es un paro ilegal, que no se condice con una negociación no reglada y nos deja en una situación de fuerza mayor.
¿Qué le parecieron los reclamos de Bolivia? ¿Han podido hablar con sus clientes en ese país y con los demás usuarios del sistema portuario como la Zofri y los importadores/exportadores paraguayos?
Hemos estado en contacto con el cónsul de Bolivia y entendemos su preocupación. Lo mismo ocurre con los demás miembros de la cadena logística, como la Zofri, con quienes también hemos conversado. No podemos ser amenazados con paros cada vez que se susciten diferencias entre las partes, no podemos ser una industria inestable que no es capaz de responder a las demandas del mercado por acciones irresponsables de grupos que velan por sus propios intereses.
¿Y las conversaciones con los dirigentes se mantienen?
Hoy están todos los canales de diálogo abiertos, pero jamás habíamos visto este nivel de intransigencia. Pedimos que se hicieran turnos éticos mientras seguíamos sentados a la mesa, pedimos que flexibilizaran su movilización para que usuarios de la Zona Franca pudieran sacar algo de carga y nada. El diálogo no puede sostenerse en imposiciones, menos cuando éstas no tienen respaldo. Somos los primeros interesados en que esta situación se revierta y hemos hecho esfuerzos concretos para ello: presentamos una buena oferta a nuestros trabajadores, hemos mantenido a toda costa el diálogo pese a esta presión indebida. Nuestra voluntad de acuerdo sigue en pie y, es más, hemos ofrecido un arbitraje a nuestros trabajadores, de modo de que un tercero acerque posiciones y retomemos cuanto antes la operación.
¿En qué consistirá el arbitraje laboral ofrecido?
Tenemos una buena oferta y esperamos que un árbitro dirima las diferencias. El arbitraje laboral apunta a la búsqueda de una solución que permita conciliar las demandas de los trabajadores con la realidad de la industria, la productividad laboral y la marcha del comercio exterior.
¿Por qué se elige ese método y no otro para alcanzar un acuerdo?
Es una excelente herramienta cuando existe escasa disposición a alcanzar un acuerdo y que da total garantía a las partes y a terceros.