Por Redacción Grupo T21
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De entre los asistentes al XXVII Congreso Nacional de Agentes Navieros, Armando Caballero Vázquez no pudo contener su desazón, se levantó de su lugar y pidió el uso de la voz a Fernando Con Y Ledesma, vicepresidente de la Asociación Mexicana de Agentes Navieros (Amanac), quien estaba a punto de concluir su moderación de la mesa de trabajo que reunió a altos ejecutivos de algunas de las terminales instaladas en los principales puertos del país.
Apostado en el podio, se presentó. “Soy el más malo de malolandia (…) preparen sus jitomates, cebollas o lo que vayan a aventar”, advirtió el contraalmirante en retiro, quien desde hace tres años es el titular de la aduana marítima de Puerto Progreso, en Yucatán, el que mayormente sirvió como puerta de entrada para los insumos y mercancías que se han utilizado para la construcción del Tren Maya, obra emblemática de la actual administración federal.
La inquietud del funcionario por manifestar su derecho de réplica tuvo como mecha dos comentarios incisivos que se escucharon minutos antes por parte de los asistentes al congreso, uno de ellos colocaba a las aduanas en el centro del conflicto operativo que actualmente provoca retrasos en la entrada y salida de las mercancías en los puertos mexicanos.
“He visto el mismo común denominador y donde se atora (la mercancía) es en la aduana, o nos faltan horarios, módulos, personal o las tres cosas (…) es importante que exista una presión de las terminales, navieros y agentes aduanales para presionar (sic) hacia la aduana, para que el gobierno pueda facilitar esa parte que es la entrada y salida de los puertos”, de acuerdo con el comentario que extendió Martín Cárdenas, gerente de Operaciones en Agunsa México, firma de servicios de agenciamiento y logística.
Por su parte, Fernando Ramos, socio de la agencia aduanal RADAR Customs & Logistics, aseguró que en los últimos años los importadores son los que han tenido que pagar “los platos rotos” ante el incremento de las ineficiencias operativas en los puertos, ya sea por las excesivas revisiones de parte de la aduana, la saturación en las terminales, falta de equipo o de transporte.
“Necesitamos un árbitro en los puertos. Las autoridades hacen, con el debido respeto, pero como que la virgen les habla, siempre se voltean para otro lado. Aduana dice que esto es un problema entre particulares y la Dirección General de Puertos no hace caso. En mi organización, la agencia aduanal que represento, pagamos el año pasado más de 100 millones de pesos de almacenajes de nuestros clientes”, confesó Ramos Casas.
