Por Redacción PortalPortuario / Agencia Associated Press
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El Edmund Fitzgerald, uno de los más icónicos buques que navegaron sobre las aguas de los Grandes Lagos, cumplió 50 años de su trágico fin, en un naufragio que se llevó a toda su tripulación durante una fuerte tormenta en el lago Superior el 10 de noviembre de 1975 y cuyas causas siguen siendo un misterio hasta estos días.
El Fitzgerald, un carguero de 222,5 metros de eslora y 22,9 metros de manga, llevaba el nombre de un ejecutivo de una compañía de seguros de Milwaukee. Fue el barco más grande de los Grandes Lagos cuando se botó en 1958 y mantuvo ese título hasta 1971.
En su último viaje, el navío zarpó de Superior, Wisconsin, Estados Unidos, el 9 de noviembre de 1975, transportando 26.000 toneladas de mineral de hierro por una ruta ya conocida hasta la isla Zug, en Detroit. Al mando estaba el capitán Ernest M. McSorley, de 63 años, quien tenía previsto retirarse después de la temporada de 1975.
McSorley era conocido por su habilidad para navegar tormentas en los Grandes Lagos, pero la que azotó ese 10 de noviembre no se parecía a ninguna otra que hubiera enfrentado. El jefe del buque eligió una ruta hacia el norte a través del lago Superior para protegerse con las tierras altas de la costa canadiense. Se emitieron alertas de temporal la noche del 9 de noviembre, sin embargo, estas se agravaron a alertas de tormenta en la madrugada siguiente.
La tripulación del Arthur Anderson, un navío que seguía al Fitzgerald en aquella travesía, informó de olas de hasta 7,6 metros de altura. El primer oficial se comunicó por radio con McSorley, quien informó que su barco había sufrido daños a causa del mal tiempo. “Nos mantenemos a flote”, señaló el capitán al Arthur Anderson, siendo el último mensaje enviado por alguien a bordo.
Sin respuesta
Existen muchas teorías sobre qué causó que el Fitzgerald se hundiera tan rápidamente sin emitir una llamada de auxilio, pero la razón exacta sigue siendo desconocida.
Aun sin una respuesta, el accidente impulsó muchas mejoras de seguridad “increíbles”, dijo Frederick Stonehouse, cuyo libro de 1977 “El naufragio del Edmund Fitzgerald” fue el primero de docenas escritos sobre la tragedia.
Según Stonehouse, mientras que antes del hundimiento del Fitzgerald un barco de tamaño similar se perdía en los lagos cada seis o siete años, desde entonces ninguno ha naufragado. “Todos los marineros que navegan hoy en día por los Grandes Lagos tienen una enorme deuda de gratitud con el Fitzgerald”, comentó el autor.
El Fitzgerald permanece en el fondo del lago Superior, sumergido a 163 metros de profundidad, a unos 27,36 kilómetros al noroeste de Whitefish Point, Michigan. No se han recuperado cuerpos.
El pecio está protegido como lugar de sepultura por la ley canadiense -territorio donde se hundió el navío-, un estatus por el que abogaron familiares. Por dicha razón, se prohíben las inmersiones no autorizadas y la recuperación de objetos.
Cada año, en la región de los Grandes Lagos, se celebran eventos para recordar a los hombres que perdieron la vida en la tragedia y reunir a sus familiares. Los organizadores aseguran que el quincuagésimo aniversario ha impulsado el interés público.













































