Por Redacción PortalPortuario/Agencia Reuters

Desde finales de agosto, dos o tres trenes con 50 vagones cisterna han estado transportando combustible cada día desde la refinería de Nayara Energy, ubicada en la costa del oeste de la India, hacia depósitos en el interior del país, lo que representa más del doble del uso previo del ferrocarril para mover diésel y gasolina.
Excluida de muchos mercados internacionales debido a las severas sanciones impuestas por la Unión Europea el 18 de julio, la refinería de propiedad rusa se ha visto obligada a desviar más carburante al mercado interno y a buscar nuevos clientes de exportación, entre numerosas soluciones alternativas, grandes y pequeñas, forzadas por la penalización del bloque.
La crisis continua de Nayara ha obligado al gobierno indio a brindar suficiente apoyo para mantener sus operaciones, evitando al mismo tiempo acciones que puedan provocar una reacción adversa de Occidente, según fuentes gubernamentales y de la empresa.
Las medidas de Nueva Delhi para ayudar a la refinería, controlada por una nación amiga, incluyen el suministro de trenes cisterna y la aprobación de embarcaciones costeras para transportar sus productos.
La propiedad de Nayara la sitúa en el centro de los estrechos lazos históricos entre Nueva Delhi y Moscú, una relación que pone a India en desacuerdo con sus aliados occidentales.
La refinería, cuyo principal accionista es la gigante petrolera estatal rusa Rosneft, depende exclusivamente de Rusia para importar petróleo, luego de que se suspendieran los suministros de crudo iraquí y saudí tras la medida de la Unión Europea, lo que la hace vulnerable si los flujos se interrumpen debido a sanciones más estrictas o a una mayor presión por parte de Estados Unidos.
“El gobierno está tratando de cubrir dos posibilidades: respaldar a Nayara mientras se mantiene consciente del hecho de que habrá una presión global sostenida para endurecer las sanciones”, comentó Amitendu Palit, investigador sénior en el Instituto de Estudios del Sur de Asia de la Universidad Nacional de Singapur.
“El apoyo a largo plazo podría no ser sostenible a menos que cambie toda la dinámica global, como una resolución entre Rusia y EE. UU. o avances en el conflicto Rusia-Ucrania”, complementó.
Nayara, que ha condenado las sanciones, no respondió a un correo electrónico de Reuters solicitando comentarios para esta historia. El Ministerio de Petróleo de India y Rosneft tampoco respondieron a las solicitudes de comentarios.
Con sede en Mumbai, Nayara es un actor clave en el sector de combustibles de rápido crecimiento en India, representando el 8% de la producción de productos refinados y operando más de 6.500 estaciones de servicio.
Se ha visto obligada a reducir el procesamiento de crudo en su refinería de Vadinar —con capacidad de 400.000 barriles por día— al 70-80% de su capacidad, cuando anteriormente operaba al 104%, debido a las dificultades para encontrar compradores de exportación para su combustible y bancos que faciliten los pagos, según fuentes conocedoras de las operaciones de la refinería.
Nayara, cuya refinería no está conectada a una red de oleoductos, incrementó el uso de vagones cisterna para transportar combustible luego de que las sanciones dificultaran el alquiler de embarcaciones costeras o la venta de productos para exportación, obligándola a redirigir la producción al mercado interno.
El acceso a más vagones cisterna fue facilitado por Nueva Delhi, que también permitió temporalmente a Nayara utilizar cuatro embarcaciones costeras, según las fuentes, incluyendo el Leruo —sancionado por la Unión Europea— y dos barcos de flota paralela: el Garuda con bandera de Guinea-Bisáu y el Chongchon con bandera de Yibuti.
Nayara está buscando la aprobación del gobierno para utilizar dos embarcaciones costeras adicionales, según fuentes. También está solicitando ayuda gubernamental para adquirir equipos y materiales que tiene dificultades para conseguir debido a las sanciones, en preparación para una parada de mantenimiento programada para febrero, informó Reuters. Mientras tanto, está considerando postergar dicha parada hasta abril mientras busca materias primas alternativas, indicaron las fuentes.
“Estamos bajo amenaza constante”, dijo un alto funcionario de la empresa bajo condición de anonimato debido a la sensibilidad del asunto, señalando la preocupación de que los buques que la compañía está utilizando actualmente puedan ser objeto de futuras sanciones occidentales.
“Nunca anticipamos que seríamos golpeados tan directamente. Ahora, cada día se siente como apagar incendios”. Nayara -nombre que combina palabras en hindi e inglés para Nueva Era- se llamaba Essar Oil cuando fue adquirida en 2017 por Rosneft junto con un consorcio que incluía al fondo ruso UCP y la casa comercial global Trafigura, que luego vendió su participación. Hasta 2022, Nayara obtenía petróleo de diversos países.
Ese año, India comenzó a comprar masivamente petróleo ruso con descuento luego de que Occidente empezara a sancionar a Moscú por su invasión a Ucrania, convirtiéndose en el mayor comprador de crudo ruso transportado por mar.
Recientemente, esas compras han provocado una profunda fisura diplomática entre Nueva Delhi y Washington, con el presidente Donald Trump duplicando los aranceles a las importaciones desde India al 50% como castigo.
Fuentes de la empresa han señalado que resolver la situación de mantenimiento y poder realizar pagos internacionales son los mayores desafíos inmediatos para Nayara.
Su principal banco, el estatal State Bank of India, dejó de procesar transacciones comerciales y de divisas para la refinería en agosto debido a preocupaciones por las sanciones de la UE, según fuentes. SBI no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Funcionarios de Nayara se han reunido con representantes del Ministerio de Finanzas y bancos en un intento por resolver el problema bancario, pero aún no han encontrado una solución, según fuentes gubernamentales, lo que limita la capacidad de Nayara para importar crudo y exportar combustible utilizando monedas extranjeras.
Antes de las sanciones, Nayara exportaba alrededor del 30% de su producción, principalmente a través de transacciones con firmas comerciales de Occidente, Medio Oriente y Asia para productos enviados a Asia y el noroeste de Europa, según comerciantes y datos de transporte marítimo.
Desde entonces, los cargamentos de Nayara han tenido como destino Medio Oriente, Turquía, Taiwán y Brasil, con al menos 16 cargamentos de diésel, gasolina y combustible para aviones enviados en buques sancionados por la UE, según muestran los datos.
Algunas de esas exportaciones recientes se realizaron a través de comerciantes con pagos compensados contra suministros de crudo, indicaron fuentes de la industria.
En septiembre, Nayara exportó 2,23 millones de barriles de combustible, según datos de Kpler, en comparación con un promedio de 3,3 millones de barriles por mes entre enero y junio.
“Estamos interesados en comprarles”, dijo un comerciante con sede en el norte de Asia. “Me dijeron que no pueden recibir pagos porque sus cuentas bancarias están bloqueadas”, concluyó.













































