Por Redacción PortalPortuario/Agencia Reuters
El impulso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para reconstruir la construcción naval del país está encontrando un apoyo bipartidista poco común entre los estadounidenses, con un 72% que dice que Estados Unidos no puede seguir dependiendo de China y otros productores extranjeros para producir navíos, según mostró una encuesta recientemente publicada.
El sondeo contó con la participación de 2.204 adultos y fue realizada por Morning Consult para la Alliance for American Manufacturing (AAM), la que mostró una fuerte preocupación por el control de China sobre la industria mundial del transporte marítimo, valuada en 150.000 millones de dólares, y las implicancias negativas para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Sólo el 11% dijo que Estados Unidos podría confiar en China y otros países para construir barcos para sus necesidades comerciales y militares.
“Este es uno de esos raros momentos en los que existe una fuerte voluntad bipartidista de avanzar”, declaró el presidente de la AAM, Scott Paul. “Y también hay un gran apoyo en el Capitolio para ser agresivos con la construcción naval”, agregó.
AAM, un grupo de políticas liderado por el sindicato United Steelworkers y fabricantes estadounidenses, publicó la encuesta antes de una audiencia que se llevará a cabo el lunes 24 de marzo en la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos sobre las soluciones propuestas, incluido el cobro de hasta 1,5 millones de dólares a los buques construidos en China que ingresen a puertos estadounidenses.
La administración Trump anunció las soluciones propuestas, que también exigen que al menos el 1% de las exportaciones estadounidenses se envíen en buques con bandera estadounidense, un mes después de que la administración Biden concluyera en una investigación rápida que China domina injustamente los sectores marítimo, logístico y de construcción naval mundiales, allanando el camino para sanciones.
Esa investigación se inició en abril de 2024 a pedido de United Steelworkers y otros cuatro sindicatos, y se llevó a cabo bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, como una forma de reconstruir una industria que ha estado en profundo declive desde la década de 1970, cuando Japón y Corea del Sur dominaban la construcción naval.
La Asociación de Armadores de China se opone a la propuesta estadounidense de imponer elevadas tarifas de entrada a los puertos a los transportistas de carga marítima que poseen o han encargado buques de China, afirmando que viola las normas internacionales y las leyes estadounidenses.
La encuesta mostró que el 68% de los estadounidenses estuvo de acuerdo en que la capacidad de Estados Unidos para construir barcos para necesidades comerciales y militares es una cuestión de seguridad nacional y el 71% quiere que el gobierno estadounidense invierta en la industria de construcción naval de su país.
El 70% estuvo de acuerdo en que el uso de diques flotantes construidos en China para reparar, mantener y modernizar buques militares estadounidenses amenaza la seguridad nacional de Estados Unidos, indicó la encuesta.
Casi la mitad de los encuestados (49%) apoyó la implementación de una tarifa de atraque en los buques chinos para alentar la construcción naval estadounidense, y el 56% estuvo a favor de exigir que un porcentaje de las exportaciones estadounidenses se transporten en buques construidos en Estados Unidos con tripulaciones estadounidenses.
Trump anunció sus planes por primera vez durante un discurso ante el Congreso a principios de marzo. Se espera que firme una orden ejecutiva en las próximas semanas, basándose en las recomendaciones de la USTR, que impondría aranceles a las importaciones que lleguen en barcos de fabricación china, además de ofrecer créditos fiscales para revitalizar la construcción naval nacional.