René Puche Restrepo es Presidente Puerto de Barranquilla
Vivimos momentos atribulados sin duda, pasamos de una pandemia a una guerra, sobrellevamos una hiperinflación a nivel mundial, tal vez los costos logísticos más altos de la historia y vivimos esperando el próximo suceso que nos hará tambalear.
Hacer empresa en medio de lo incierto no es tarea fácil, es cómo pilotar sin rumbo fijo. La gran pregunta es ¿cómo navegar esta tormenta sin destruir la nave? ¿Cómo lograr que los puertos sean negocios sostenibles si se ven afectados por causas exógenas que difícilmente pueden predecir o controlar?
Y creo que la respuesta es dejar de pensar como puertos. Por años los terminales nos hemos enfocado en cargar y descargar barcos, en medir la eficiencia de estas operaciones y en almacenar lo necesario.
Dejamos espacio a que la logística se desarrollara por fuera de nuestros terminales, ignorando el gran potencial que tenemos.
Sin embargo, las exigencias del entorno, la competencia entre zonas portuarias y los altos costos que representan nuestras operaciones, nos han empujado a pensar fuera de la caja, buscando formas de ser más rentables y sostenibles.
Y aquí el término Plataforma Logística, empieza a jugar un papel fundamental, porque no es solo un concepto de moda sino una nueva forma de abordar el negocio, conociendo a fondo las necesidades de los clientes y poniendo al servicio de estas no solo la infraestructura, si no la experiencia de nuestros equipos de trabajo.
En el Puerto de Barranquilla, este concepto se volvió nuestra visión y después una unidad de negocio, pero más allá de representar el 80% de nuestros réditos, nos ha impulsado a desaprender lo que hemos venido haciendo por casi 87 años, para explorar un potencial que estaba dormido.
Hoy realizamos más de 1.000 actuaciones a la carga mensualmente y nuestra meta es llegar a 2.000 en el corto plazo, pero además de esto, reconocernos como una Plataforma Logística, ha abierto el camino a otros servicios como inteligencia de negocios para nuestros clientes basados en datos; un centro de distribución de carga refrigerada; servicio de transporte personalizado para descargues directos; próximamente un centro de distribución para carga seca, entre otros muchos proyectos que venimos incubando y que seguramente sacaremos adelante.
Y aún solo hemos pensado en nuestro core de negocio, pero si tenemos en cuenta que a nuestro terminal ingresan en promedio 15.000 vehículos y 65.000 personas al mes, se abre todo un nuevo abanico de posibilidades por explorar.
Nadie dice que debemos dejar de hacer lo que mejor sabemos hacer, pero la pregunta que me hago a diario y que quiero dejarles es ¿estamos haciendo todo lo que podemos hacer?