Roberto Paveck es economista y académico, especialista en innovación y en gestión de puertos, además de columnista de PortalPortuario
Tal vez pocas palabras sean tan agradables de escuchar como éxito. En el ámbito profesional, puede asumir diversos significados, como obtener un ascenso, alcanzar una meta, cerrar un gran contrato o liderar un proyecto relevante. En general, asociamos el éxito con indicadores objetivos, con números que reflejan desempeño y resultados.
Recuerdo que, todavía durante la universidad, leí un libro que comparaba a los líderes de mercado con sus competidores directos. Lo que más me marcó no fueron los balances ni las cuotas de mercado, sino la constatación de que factores como la cultura organizacional, la capacidad de innovar y la claridad de propósito eran, en la mayoría de los sectores, los verdaderos diferenciadores de las empresas que lideraban de manera consistente. El éxito, en ese contexto, surgía como consecuencia de decisiones tomadas mucho antes de que los números aparecieran.
Al ampliar esta lógica más allá de las empresas y observarla desde la perspectiva de un sector entero, la discusión sobre el éxito adquiere otra dimensión. Si, en el plano personal, es naturalmente subjetivo y, en el ámbito organizacional, los números son instrumentos para expresar estrategias, cultura y propósito, en el sector portuario aún predomina una lectura fuertemente concentrada en indicadores operativos, como toneladas movilizadas, número de escalas o récords de desempeño. Estos indicadores son relevantes y necesarios, pero, de forma aislada, no capturan toda la dimensión del éxito que un sector con un impacto económico y social tan significativo es capaz de generar.
Es justamente en este punto donde el concepto de éxito puede y debe ampliarse. Personalmente, entiendo que, como sector, se expresa en la capacidad de crear oportunidades. Oportunidades para jóvenes que buscan su primer empleo, para profesionales que desean reconvertirse y para emprendedores que ven en el entorno portuario un espacio fértil para innovar y generar valor. Una industria verdaderamente exitosa no es solo la que mueve cargas, sino también la que mueve personas, ideas y trayectorias.
En este sentido, los puertos ocupan una posición singular. Tienen una alta capacidad para atraer inversiones porque concentran, en un solo activo, múltiples capas de generación de valor. Los puertos eficientes reducen costos sistémicos, aumentan la previsibilidad de las cadenas productivas y amplían el acceso a los mercados internacionales, factores decisivos en las estrategias de las empresas globales. Por ello, las inversiones portuarias suelen generar efectos que van más allá de su perímetro físico, impulsando nuevas actividades económicas y fortaleciendo la competitividad regional y nacional.
Cuando están bien estructurados, los puertos tienen el potencial de transformar comunidades enteras. Pero esto no ocurre de manera automática. Requiere visión de largo plazo, buena gobernanza, articulación con el sector privado, inversión en innovación y, sobre todo, en las personas. Programas de capacitación, vínculos con universidades, fomento de la investigación aplicada y apertura de espacio para startups y nuevos modelos de negocio son algunas de las palancas capaces de convertir la eficiencia operativa en desarrollo social y económico.
Existen estudios en el ámbito de la gestión y la estrategia que indican que las organizaciones y los sectores más exitosos son aquellos capaces de alinear el desempeño económico con un propósito claro y un impacto positivo. En otras palabras, el éxito sostenible no consiste solo en hacer más, sino en hacer mejor y para más personas.
Cerrar el año reflexionando sobre esto quizá sea una invitación necesaria. En un sector históricamente orientado por los números, tal vez sea el momento de ampliar el concepto de éxito. Más allá de las toneladas movilizadas, que también podamos medir nuestra capacidad de generar oportunidades, formar talento y fortalecer el tejido económico a nuestro alrededor.
Que esta Navidad sea un tiempo de pausa, reflexión y renovación. Y que en 2026 podamos mirar hacia atrás y decir que el éxito se alcanzó no solo en los indicadores, sino también en la vida de las personas y en las comunidades que los puertos ayudan a conectar.
Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo, con éxito en el sentido más completo de la palabra.












































