Rodrigo Monsalve Riquelme es gerente general de Puertos de Talcahuano
Hace tiempo que la sostenibilidad dejó de ser una tendencia, para convertirse en un “deber ser”. Hoy, gobiernos, empresas, gremios y casi todo tipo de organizaciones tienen algo que decir en la materia. Algunos han incorporado unidades especiales en sus organigramas para abordar el tema y otros han buscado la visión de asesores externos, como también hay varios que siguen ambos caminos para una gestión y reportabilidad más objetivas.
Es un largo camino que en Chile viene siendo empujado, entre otros, por la Comisión de Mercados Financieros (CMF), que a través de la Norma de Carácter General (NCG) Nº30 indica cómo deben presentarse las memorias financieras. En 2010, la entidad inició un proceso de alineación de las normas de gobierno corporativo a las tendencias internacionales, como los Principios de Inversión Responsable, el que sigue enriqueciéndose hasta hoy.
En 2012, la CMF creó la primera regulación en materia de gobierno corporativo para sociedades anónimas abiertas de Chile: la Norma de Carácter General (NCG) Nº 341. Sin embargo, en 2015 la dividió en dos componentes: la NCG Nº385, sobre buenas prácticas en gobierno corporativo, y la NCG Nº386, de reporte de información ESG (la sigla en inglés para “económica, social y de gobernanza”).
Recientemente, la Comisión cerró un proceso de consulta vía web que se inició a fines de 2019 y que apunta a que las prácticas de sostenibilidad estén consideradas en dichas memorias, y de manera más rigurosa. Por lo tanto, políticas, metas y métricas que permitan al inversionista conocer el impacto que la organización tiene en su entorno debieran ser consideradas en el documento financiero anual.
Lo anterior implica dar a conocer datos concretos que reflejen, por ejemplo, el compromiso de la empresa para prevenir la corrupción, la existencia de una relación justa con proveedores, el consumo energético y de insumos, o cómo se promueve la diversidad, los derechos, seguridad y beneficios de las trabajadoras y trabajadores.
Es cierto que aún falta una etapa de mesas de conversación para que la iniciativa se vuelva obligatoria para las empresas que emiten memorias a la CMF, pero también lo es que se trata de una transformación irreversible. De hecho, es necesaria no solo para que Chile se ponga al nivel de reportabilidad de los países desarrollados, sino sobre todo para que la sostenibilidad deje de ser una palabra de moda para convertirse en resultados gestionables.