Por Redacción PortalPortuario/Agencia Reuters

Una startup australiana de inteligencia artificial (IA) dedicada al desarrolla software para navíos sin tripulación dio cuenta que el gobierno australiano le otorgó una de las primeras licencias de exención Aukus, lo que le permite compartir información con contratistas de defensa en Estados Unidos y Gran Bretaña.
Los funcionarios de defensa han dicho que Australia dependerá más de los sistemas autónomos para proteger su vasta costa y hasta 3,1 millones de kilómetros cuadrados del océano del norte, incluso mientras gasta miles de millones en submarinos de propulsión nuclear.
Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña eliminaron en agosto importantes barreras al comercio de defensa mediante una exención a las Regulaciones sobre Tráfico Internacional de Armas de Estados Unidos, diseñada para acelerar la construcción de submarinos de propulsión nuclear en el marco del pacto Australia-Reino Unido-Estados Unidos (Aukus).
El cofundador de la startup Greenroom Robotics, ex ingeniero de la Marina Real Australiana Harry Hubbert, indicó a Reuters que la exención de la licencia también acelerará la colaboración de la compañía en pruebas de buques autónomos con empresas de defensa en Gran Bretaña y Estados Unidos.
El software de Greenroom actúa como “el cerebro de un barco”, dijo, emulando lo que haría un timonel o navegante al hablar con los sistemas de timón, motor y radar a bordo.
“Se han realizado pruebas del software en embarcaciones que van desde un buque de investigación de un metro de largo hasta un barco de patrulla de alta mar”, comentó Hubbert.
“Greenroom tiene una asociación con el constructor naval Austal Australia y también ha trabajado con la compañía británica Subsea Craft en un buque táctico acuático”, agregó.
“El software de Greenroom tiene un doble uso y también puede aplicarse para ayudar a los barcos a monitorear las ballenas. La oportunidad con AUKUS es que podemos ingresar a los mercados de Estados Unidos y el Reino Unido, pero también ampliar el horizonte”, expandió Hubbert.
Dado que aproximadamente el 80% del fondo oceánico no está cartografiado según los estándares modernos, los buques autónomos pueden recopilar información que ayude a la investigación oceánica, las necesidades de seguridad nacional y el comercio marítimo, según lo detallado por el especialista.














































