Por Emiliano Galli, Redacción TradeNews
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El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, avanzó con el nombramiento de dos nuevas autoridades en los puertos de Dock Sud y Mar del Plata, que se suma así al recambio ya efectivo en el puerto de Bahía Blanca, donde ejerce la presidencia del consorcio Federico Susbielles.
Carla Monrabal será la nueva presidenta del Consorcio de Gestión del Puerto de Dock Sud, mientras que Gabriel Felizia asumirá el cargo en el consorcio portuario marplatense.
Monrabal es licenciada en Comercio Internacional por la Universidad de Marina Mercante y dirige una consultora especializada en el sector portuario y ferroportuario. Reemplaza en el cargo a Alejandro Semmartin, quien lideró la transición de Dock Sud desde una delegación portuaria dependiente de La Plata hasta la conformación del Consorcio en junio de 2019 y avanzó con un relegado y necesario dragado de adecuación, de común acuerdo con los privados, que financiaron la obra a cuenta del canon.
Por su parte, Felizia es hidrotécnico por la Universidad Nacional del Litoral y se encuentra vinculado a la carrera política y a la gestión de empresas. Releva en el cargo a Martín Merlini, de intrascendente gestión política y comercial que, tras desconocer una iniciativa privada para erigir una terminal multipropósito, forzó una licitación para una terminal de contenedores que quedó desierta. Su paso por el puerto será más recordado por el “parque” de buques hundidos y abandonados que por el desarrollo del comercio exterior.
Escenario
Monrabal y Felizia son los únicos dos nuevos funcionarios portuarios designados por la provincia a través de la Subsecretaría de Actividades Portuarias que dirige Juan Cruz Lucero, cartera que funciona bajo la órbita del ministro de Producción Augusto Costa.
Mientras se descarta definitivamente el cambio de perfil en la gestión de los puertos bonaerenses –trascendieron rumores sobre una mayor voluntad de intervención estatal en los mismos– lo cierto es que la principal decisión en la materia tomada por Kicillof fue la de la mayor presión fiscal.
La modificación en las alícuotas de ingresos brutos sobre las actividades portuarias provocó un alto impacto y malestar. Pero la economía no llegó a reaccionar del todo al golpe y la pandemia congeló la agenda. Los puertos con nuevas autoridades tienen, no obstante, un rosario de necesidades y desafíos.
Mar del Plata
Mar del Plata arrastra la desidia de una administración negligente. El panorama de buques hundidos y abandonados fue la costra visible de una conducción política que le dio la espalda a una inversión para modernizar el puerto y transformarlo en opción multimodal.
La gestión de Cambiemos se apoltronó en los reclamos históricos de un puerto pesquero, y no supo tomar nota de los cambios de la propia industria pesquera: los recursos ya no están en Mar del Plata, sino en el sur; y se procesan más a bordo que en tierra. En definitiva, los buques usan de estacionamiento los muelles del puerto esperando el inicio de las campañas de pesca.
“Queremos creer. Estamos a disposición si vemos que estamos en la misma sintonía”, indicó Emilio Bustamante, uno de los directores de Terminal de Contenedores Dos (Tc2), la operadora de la logística internacional de contenedores en el puerto marplatense.
La empresa encabeza un grupo de intereses que buscan hacer de Mar del Plata una terminal oceánica, multimodal, distribuidora de mercaderías y centro de conexión de cargas. “Tenemos proyectos que podemos reactivar si hay seguridad jurídica. En los últimos años vivimos la mayor pérdida de oportunidades”.
Felizia tendrá frente a sí el desafío de optar por un cambio de paradigma para el puerto con la adopción de políticas de desarrollo que no contemple solamente la pesca y la industria naval, sino todas las actividades. Eso incluye promocionar la terminal, en lugar de castigar la llegada de buques portacontenedores o relegarlos frente a los barcos pesqueros.
Dock Sud
Como cabecera de la principal terminal de contenedores del país, Exolgan, Dock Sud es uno de los puertos más joven como consorcio: en junio cumple un año. Si bien todo está por hacerse todavía, acarrea más de 20 años de las disfunciones administrativas estatales propias de una delegación.
Monrabal es la única de las actuales designaciones –probablemente de todas– que sabe de comercio internacional. Consultora en la materia, transitó gran parte de su trayectoria en Bahía Blanca, la terminal que mejor management desarrolló con el paso de los años. Su conocimiento en materia portuaria, ferroviaria y en la posta de inflamables puede replicarse en Dock Sud, un puerto excluyente para la economía bonaerense y nacional, que todavía tiene potencial hasta su conocer techo.
El cierre de la destilería Raizen, anunciado días atrás, era algo previsible debido a la sobreoferta de combustible producto del desplome de las ventas por la pandemia. Es uno de los desafíos que tiene enfrente la nueva gestión que, como todos los puertos bonaerenses, tiene como máxima prioridad el cumplimiento celoso de los protocolos sanitarios para evitar el ingreso y contagio del coronavirus.
Esa bajada de línea desde gobernación deberá matizarse con el mandato de potenciar la producción regional a través del puerto.
Para ello Dock Sud necesitará prestar atención al dragado, un histórico dolor de cabeza por el agregado del OPDS monitoreando la contaminación del Riachuelo, en cuya desembocadura se encuentra el puerto.
Finalizada ya la campaña financiada por las 5 empresas del puerto, y encargado un estudio a la consultora Serman para analizar realmente la sedimentación a largo plazo, el Consorcio de Gestión del Puerto Dock Sud todavía tiene por delante la remoción de 400.000 m3, pero apuesta a largar una campaña de dragado trianual antes de fines de año.
La Plata
Los otros puertos siguen esperando definiciones.
En el Puerto La Plata, a un año del inicio de las operaciones de la terminal de contenedores TecPlata, el presente es por demás complejo. “El puerto está financieramente sano, pero la caída de volúmenes que estamos viendo están fuera de los parámetros normales”, indicó a Trade News José María Dodds, todavía presidente del consorcio portuario.
El candidato para el puerto sería Pedro Wasiejko, secretario interior de la CTA, secretario general de la Federación de Trabajadores de la Energía, la Industria y Afines (Fetia), y ex candidato a senador por la provincia de Buenos Aires por el Frente de Todos.
El jueves pasado, el puerto abrió los sobres de la licitación para el dragado de mantenimiento de los canales de acceso, exterior y del dock central del puerto. Con un ojo en la infraestructura, el otro está puesto en la actividad: la caída de la venta de combustible de YPF es crítica: la caída en la venta de combustibles ronda el 80%, y la mitad de las estaciones de YPF son de la propia petrolera.
Mientras los barcos están cargados de combustible –en todo el mundo– el escenario para el Puerto La Plata prevé una caída del 60% en el segundo trimestre, y del 40 y 20 por ciento en los dos trimestres restantes, respectivamente, de este olvidable 2020.
Quequén, San Nicolás y Coronel Rosales
Los dos consorcios portuarios bonaerenses donde más cala la política podrían ser Quequén y San Nicolás.
En la primera terminal todo indica que sería otra mujer la que presidiría el puerto: Andrea Cáceres, diplomada en Políticas Públicas y presidenta de la Comisión de Políticas de Género en el Concejo Deliberante de Necochea. La candidata para Quequén se enfrentó en redes con el presidente saliente del puerto, Arturo Rojas, actual intendente de la ciudad por Cambiemos.
San Nicolás, en tanto, es una permanente caldera política donde predomina la injerencia de la familia Passaglia: Ismael, ex intendente, le pasó la posta a su hijo Manuel en la intendencia. Y en la localidad del norte bonaerense descartan que quieran también la presidencia del puerto para alguien afín de su entorno.
Pero San Nicolás, como San Pedro –que tampoco tiene candidato a la vista– tienen problemas mayores: la brutal bajante complica por demás la operatoria en los puertos del Paraná, y ambos se ven seriamente afectados.
Por último, un puerto chico pero de gran importancia por ser puerta de entrada del 50% del petróleo que ingresa en el país –el sector más castigado por el presente económico– es Coronel Rosales.
El puerto tenía previstos para este mes la operación de 11 barcos. Hasta ahora atendieron 4 y no hubo cancelaciones. No obstante, hay mucho stock de hidrocarburos y la merma en la producción puede llegar al 40%. Guillermo Burgos, su actual presidente, todavía no tiene reemplazo firme en vista.