Daniel Fernández es presidente de la Cámara Marítima y Portuaria de Chile
En los últimos meses la industria marítima mundial ha experimentado alzas en los costos de fletes en varias de sus rutas principales, debido fundamentalmente a tres razones: un aumento explosivo e inesperado de la demanda, una baja en la productividad de la cadena logística (terminales, transportistas y empresas logísticas) y una menor disponibilidad de contenedores a nivel mundial.
Entre abril y junio del año pasado la ralentización de la actividad económica y del comercio, a raíz de la pandemia, produjo una caída de la demanda mundial de fletes marítimos cercana al 20%. Durante ese período los actores de la cadena logística debieron tomar medidas de ajuste en la oferta para adecuarse a esta situación.
Sin embargo, a partir de agosto, la demanda comenzó a recuperarse a tasas inusitadas, debido a que buena parte de las fábricas en China reiniciaron su actividad productiva; se inició la reposición de inventarios en los países importadores; se produjo un aumento en la compra de bienes asociados a la adaptación del hogar para el teletrabajo, potenciado por la mayor disponibilidad de dinero al contraerse el gasto en servicios; creció la demanda en productos de higiene; y se registró un explosivo aumento del e-commerce. Los gobiernos, a nivel mundial, inyectaron dinero a las economías a través de los consumidores, mediante políticas fiscales de estímulo, generando una mayor demanda de bienes que la habitual.
La mayor demanda por transporte, que se mantiene hasta hoy, ha copado la capacidad de las naves. Sólo cerca del 1% de la flota a nivel mundial está sin operar, no hay más naves disponibles y su valor de arriendo se ha más que triplicado en el último año.
Por otra parte, las restricciones implementadas por los países para controlar los contagios han impactado la productividad de los terminales, con menor disponibilidad de trabajadores y turnos para efectuar las operaciones. Esto ha llevado a muchos terminales a mantener naves en espera de ser atendidas, con demoras de días e incluso semanas en los lugares más afectados. Esta situación ha provocado un aumento de 20% en el tiempo promedio de circulación de un contenedor, lo que equivale a decir que la disponibilidad de contenedores vacíos se redujo en 20%.
El shock de demanda ante una oferta acotada y las dificultades operacionales en la cadena logística han impulsado los costos al alza, y consecuentemente las tarifas, particularmente en las exportaciones desde Asia hacia el resto del mundo.
Consciente de esta problemática, la industria marítima portuaria está haciendo un importante esfuerzo para responder a este impulso de la demanda y a la escasez de contenedores y de naves. A pesar del complejo escenario, el sector ha cumplido un rol esencial en abastecer a nuestro país durante la pandemia, incluyendo aquellos productos de primera necesidad para el consumo de sus habitantes.
Chile importa el 42% del trigo, el 64% del maíz, el 56% del arroz y el 23% del azúcar que se consumen. El sector ha atendido las necesidades del comercio exterior de Chile, que en un 95% se realiza por vía marítima, manteniendo la cadena logística operando de manera continua y de este modo cumpliendo un papel fundamental en la actividad económica del país.