El último barco portacontenedores que llegó a Ucrania lo hizo en las vísperas de la invasión de Rusia y no se ha movido en 12 días. La tripulación y su carga están a salvo, pero atrapadas en una zona de guerra.
El Joseph Schulte, con capacidad para transportar 9.400 contenedores de 20 pies, todavía estaba amarrado en la histórica ciudad portuaria de Odesa desde la madrugada del lunes, según datos de seguimiento de naves compilados por Bloomberg.
El portacontenedores ha estado allí desde el 23 de febrero después de ingresar al Mar Negro el 20 de febrero con una parada en un puerto rumano en el medio.
La gente de mar y el barco están “a salvo y bien”, según un comunicado de una agencia de relaciones públicas de crisis que respondió a una solicitud por correo electrónico enviada directamente a Bernhard Schulte, una empresa en Hamburgo, Alemania, que controla una flota de 90 naves y figura como dueño del buque.
La compañía está “supervisando la situación de cerca y nos mantenemos en contacto constante con la tripulación. Bernhard Schulte está haciendo todo lo posible para garantizar la seguridad de la tripulación”.
La agencia se negó a dar más detalles cuando se le preguntó si la tripulación todavía tenía el control del barco.
El barco, operado por la empresa estatal china Cosco Shipping , es parte de un servicio llamado “Bosphorus Express” que navega entre Corea del Sur y el Mar Negro, con escalas en China, Singapur, Beirut y Trípoli.
A diferencia de otras grandes líneas de contenedores, Cosco no ha declarado públicamente que suspenderá las reservas de carga rusa.
El Instituto Kiel para la Economía Mundial, un grupo de expertos alemán, dijo en un informe el lunes que “Ucrania está en gran medida aislada del comercio marítimo internacional” y que la guerra ya está afectando el comercio transfronterizo en las principales economías como Estados Unidos y Alemania.
La situación del portacontenedores ofrece, según Bloomberg, un claro ejemplo de la agitación que está afectando a la industria del transporte marítimo y sus trabajadores, ya que las consecuencias de la invasión de Rusia agregan interrupciones, riesgos y costos al comercio mundial.