Consuelo Raby es presidenta del Directorio de Puertos Talcahuano

Es un hito anual, pero lo más importante es qué hacemos cada jornada para que la equidad de género se promueva, pero sobre todo se cumpla.

Cada año, el 8 de marzo adquiere mayor relevancia en nuestra sociedad. La conciencia de la equidad de género ha ido permeando a las chilenas y chilenas, tal como ocurrió en los sesenta en Europa y Estados Unidos.

Sin duda, la globalización, en especial con internet y las redes sociales, han despertado una nueva sensibilidad en el tema. Asimismo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU han cumplido un papel clave, arrojando luces sobre los desafíos concretos que la Humanidad debe cumplir en la materia.

Por eso, el Día Internacional de la Mujer no solo nos llama a reflexionar sobre género de manera aislada. Es, sin duda, un hito anual, pero lo más importante es qué hacemos cada jornada, de lunes a domingo, para que la equidad de género se promueva, pero sobre todo se cumpla.

Más que conmemorar, el 8 de marzo y todo el mes nos llaman a actuar en pro de la igualdad de oportunidades de manera sistemática y creciente. Para que el mundo cambie debemos hacer que las cosas cambien, desde los detalles a los temas más importantes.

En el ámbito público-privado se han dado pasos relevantes. En nuestro caso, el Comité de Género de las trabajadoras y trabajadores de Puertos de Talcahuano sumó a una integrante del Directorio y en conjunto con SernamEG acabamos de recertificar el Sistema de Gestión de Equidad de Género y Conciliación de la Vida Familiar, Laboral y Personal.

No nos quedamos en haber sido la primera empresa portuaria de Chile en cumplir la Norma Chilena 3262 en diciembre de 2020. Queremos que más organizaciones se sumen al desafío; por eso también con apoyo de SernamEG a fines del año pasado lanzamos la Red de Embajadores de Género, a la cual ya se han sumado dos empresas de la Región del Bio Bio. ¿Su característica? La integran hombres y en cargos directivos, porque para cambiar el paradigma se requiere una transformación cultural, que todas y todos hagamos el tema propio, lo vivamos, lo compartamos y lo reflejemos.

Por eso, más que conmemorar, debemos actuar… como si cada día fuera 8 de marzo.