Mario Cordero, jefe del Puerto de Long Beach, el segundo complejo marítimo de contenedores más activo de EE.UU., señaló que no ha visto una disminución en los volúmenes de importación, aunque puede haber una cierta desaceleración en los próximos meses. El ejecutivo atribuyó esto a la alta inflación y el creciente gasto en servicios amenazan con moderar la demanda de bienes por parte de los consumidores.
En una entrevista con Bloomberg, el director ejecutivo del Puerto de Long Beach, Mario Cordero, comentó que el total de contenedores que se mueven a través del puerto en marzo parece “bastante bueno” y que anunciará la cifra en los próximos días.
Long Beach y su vecino, un poco más concurrido, el Puerto de Los Ángeles, manejan más del 40% de todo el tráfico de contenedores hacia los Estados Unidos. Si bien la cantidad de barcos en espera se redujo en dos tercios desde un récord en enero, la invasión rusa de Ucrania y la inflación están agregando incertidumbre a las cadenas de suministro globales.
Mientras tanto, los bloqueos en Shanghái, Shenzhen y otras ciudades de China han provocado cuellos de botella cada vez mayores frente a sus costas, lo que amenaza con más demoras en el envío de cargas y tarifas de flete más altas en los próximos meses.
Cordero expresó que está observando de cerca la situación del Covid-19 en China mientras el país asiático lucha contra un brote que ha bloqueado dos ciudades importantes. El ejecutivo indicó que está vigilando especialmente de cerca el puerto Yantian de Shenzhen, ya que muchos de sus contenedores transitan por las puertas de entrada del sur de California.
“Vamos a monitorear esto durante las próximas dos semanas para ver cuán extenso es el cierre” y si China puede controlar el brote. “Veremos a partir de ahí, pero yo mismo, sí, estoy preocupado”, agregó el directivo.
Cordero declaró que el aumento de la inflación podría enfriar la demanda de los consumidores estadounidenses, aunque todavía no ha visto evidencia de eso en el puerto. Además, está atento a que los estadounidenses aumenten el gasto en servicios y entretenimiento, lo que podría afectar el gasto en bienes, mientras que la guerra de Rusia en Ucrania también es un “perturbador de la cadena de suministro global”.