Por Joaquín Torres Tagle
@PortalPortuario
La sentencia del Segundo Tribunal Ambiental puso en pausa el proyecto del Terminal 2 en Valparaíso, que considera 500 millones de dólares en expansión portuaria. Ante esto, abogados ambientalistas exponen las rutas que podría seguir la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV) -titular de la iniciativa- para enfrentar la situación.
Por otro lado, el experto en temas portuarios, Sergio Bidart, descarta que el T2 pueda emplazarse en otro lugar de la bahía de Valparaíso, y que si no se logra la expansión del puerto en cinco años, la competitividad de la capital regional se verá seriamente afectada.
Consultado sobre los aspectos del proyecto que criticó la judicatura, como el impacto visual sobre el paisaje, Bidart respondió que “uno de los problemas que hay es el tema de la vista con los contenedores, que es clásica de cualquier puerto, porque aunque yo tenga un backup, sacando los contenedores de forma rápida del puerto y llevarlos a la Zeal o a Placilla, igual se van a ver porque pueden descargar simultáneamente dos buques con contenedores e igual se van a ver, sería lo mismo, sobre todo con el verano, con la fruta, entonces no veo la forma de cómo se puede mitigar eso, la vista”.
El académico de la Facultad de Ingeniería Civil Oceánica de la Universidad de Valparaíso señaló que “por otro lado, no hay ningún otro lugar donde se pueda construir un puerto dentro de la bahía de Valparaíso y que tenga un rompeolas. Actualmente el molo, el único espacio que queda protegido es ese, cualquier otro sector de la bahía donde se quiera construir un puerto tiene que construir un molo, y estamos hablando de palabras mayores”.
“Si no crece la capacidad del Puerto de Valparaíso de aquí a cinco años, va a perder competitividad, porque no va a tener la capacidad de recibir en los tiempos adecuados a los buques que lleguen a Valparaíso, perderá su capacidad de competir, van a ir subiendo sus costos y sube el precio tanto de la importación como de la exportación”, advirtió el Doctor en Sistemas de Ingeniería Civil de la Universidad Politécnica de Madrid.
Decisión
El abogado experto en materias ambientales, Mario Herrera, indicó que “La EPV está en una decisión de continuar, corregir aquellos aspectos que fueron materia de la nulidad, es decir, tiene que corregir lo que dice relación con la eventual alteración significativa de los sistemas de vida y costumbre por la salida de los pescadores y relocalización de la caleta sudamericana; También tienen que corregir la evaluación y previsión del impacto ambiental sobre el paisaje y las medidas de mitigación que propuso”.
El profesor de la Cátedra de Derecho Ambiental de la Universidad de Valparaíso explicó que “de esa forma podría continuar el proceso, dado que lo que hizo el Segundo Tribunal Ambiental, fue anular parcialmente aquellos aspectos que dicen relación con esos dos puntos, y para que no continuara la vigencia de aquellas partes que no fueron anuladas, suspendió la dictación de esta Resolución de Calificación N°39. Ellos volvieron a la etapa previa a la dictación de la RCA”.
“Acá la empresa portuaria podría tomar la decisión de continuar y corregir esos dos aspectos importantes, o comenzar un nuevo estudio de impacto ambiental (EIA) (…) continuar incluyendo mejoras, pero sería mucho más complejo, sería volver a partir nuevamente de foja cero el proyecto, lo que no creo, aunque existe la opinión de ciertos parlamentarios de que se empiece un nuevo proyecto”, añadió el especialista.
“Lo que hizo el Tribunal fue retrotraer la situación a la fase anterior a la RCA, por lo que puede presentar nuevas medidas (La EPV), de manera que satisfaga de forma correcta las pretensiones de quienes presentaron los recursos”, concluyó Herrera.
Por su parte, el profesor de legislación ambiental, Marcelo Ignacio Poblete Newman, expresó que “la sentencia retrotrae, va a tener que volver la causa al servicio de evaluación de impacto ambiental, no obstante, es posible que alguno de los reclamantes, o la misma EPV, presente un recurso dirigido directamente a la Corte Suprema, que es la única segunda instancia que existe. Eso va a depender de la estrategia que adopte el Puerto de Valparaíso, o sigue peleando o acepta los efectos de la resolución que determinó el Tribunal Ambiental”.
“Si lo retrotrae, vuelve al servicio de evaluación ambiental, va a significar que va tener que hacer una participación ciudadana mucho más grande y va a tener que aumentar su capital de inversión, para poder satisfacer los requerimientos y especialidades que la ciudadanía le está pidiendo respecto a que se disminuyan los impactos significativos sobre las comunidades humanas y efectivamente los pescadores artesanales”, señaló el abogado.
El académico de la Universidad de Valparaíso agregó que “esto es normal, el Terminal de Coquimbo comenzó el 2014 con el proyecto de ampliación del sitio 3, y lo hizo de manera incompleta, primero presentó una declaración que significa que no participa la ciudadanía, después presenta un estudio donde sí participa, pero no considera a todos, y recién ahora acaba de sacar su resolución de calificación ambiental, no sé si la gente va a presentar reclamaciones, pero es común, el puerto debería abrir más su billetera y de una vez por todas, cumplir como corresponde con ser más amistoso, mucho más de lo que corresponde, con la ciudadanía que está más empoderada”.
“Hay un tema más de fondo, hay un Ministerio de Desarrollo Social que participa de la evaluación y que tiene que dar un permiso ambiental, se están cayendo varios proyectos porque los pescadores, comunidades que se ven afectadas, antes no eran consideradas, y ahora sí, eso significa que económicamente están perdiendo al momento de realizarse construcciones de obras portuarias, de edificios, etc.”, concluyó el profesional.
En el caso de Felipe Caselli, director de la Escuela de Ingeniería Civil Oceánica de la Universidad de Valparaíso, comentó que “en términos de posibilidades de desarrollo de infraestructura portuaria, indudablemente que hay distintas alternativas disponibles, pero hay que tener siempre presente el margen que separa una alternativa posible de una factible, que, aparte de las variables netamente técnicas (en diseño y construcción), también incluye a las económicas, considerando que esto incorpora el costo monetario además del costo de oportunidad derivado de la demora en la implementación de la solución”.
“Por lo tanto, sí hay alternativas, por ejemplo, la ampliación de la zona de acopio hacia el sector sur poniente, hacia playa San Mateo, con una reconfiguración de la zona para las operaciones portuarias; entendiendo que conlleva un retraso en el desarrollo de la ampliación portuaria en Valparaíso, con el consecuente riesgo asociado a no alcanzar las proyecciones de capacidad necesaria para dar respuesta a los requerimientos de los próximos años”, enfatizó.