Por Redacción PortalPortuario/Agencia Télam
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La quinta edición del Programa de Incremento Exportador (PIE) implementada por las autoridades de Argentina, que en esta ocasión aplica de forma exclusiva al complejo sojero, superó las 3,1 millones de toneladas de soja comercializadas a tres semanas de puesta en marcha la medida, y a tan sólo cinco jornadas de finalizar su vigencia.
Según cálculos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y operadores del mercado, entre contratos nuevos y fijaciones de precios de negocios hechos con anterioridad a la medida, se comercializaron más de 3,1 millones de toneladas, en un contexto donde las existencias del grano al momento de dar inicio a la medida no superaban las 9 millones de toneladas.
Asimismo, antes de esta edición del PIE, la comercialización del poroto registraba mínimos históricos, con promedios que iban de 25.000 a 50.000 toneladas negociadas de manera diaria.
A partir de la implementación del también denominado dólar soja 4, el nivel de negocios en el mercado local se ubicó, dependiendo de la jornada, en un rango de 150.000 a 350.000 toneladas diarias, a partir de una mejora en el precio pagado por parte de las industria a los agricultores, que en algunos casos llegó a superar los $165.000 por tonelada.
Según un informe de la BCR, el 99,7% de las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior en el marco del programa corresponden a exportaciones de poroto de soja, en tanto apenas el 0,3% restante abarcan aceite y subproductos.
El nuevo “dólar soja” estableció un esquema cambiario combinado, en el cual los exportadores deben liquidar 75% de las divisas en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) a $350 por dólar, mientras que el restante 25% es de libre disponibilidad.
De volcar los exportadores esos dólares al Contado con Liquidación (CCL), el promedio entre ambas cotizaciones arroja un tipo de cambio más alto, estimado entre los analistas del mercado en un rango que va de $420 a $450 por dólar, mejorando así la capacidad de compra de las industrias en el mercado local.
Según la analista del mercado de granos de la consultora AZ Group, Catalina Ferrari, esas 3,1 millones de toneladas corresponden a “un volumen acotado por la poca disponibilidad de grano que queda en manos de los agricultores y por la incertidumbre que genera el contexto económico, que obliga a conservar mercadería para pagar alquileres e insumos”.
Por su parte, para el director de la consultora, Nicolás Udaquiola, “en 2023 los productores están vendiendo los pocos granos cosechados gradualmente, en función de las necesidades financieras. Así, aprovecharon los dólares Soja I, II y III y, más recientemente, el dólar Maíz hasta la devaluación del peso”.
“Con el dólar Soja IV está pasando lo mismo. Los agricultores toman decisiones comerciales en función de las necesidades de pagos transitando un año difícil por la baja producción. Venden soja en el marco del último programa porque su precio es mejor al del maíz y cancelan deudas o compran insumos”, resumió Udaquiola.
Por su parte, el analista de mercados de la corredora Grassi, Juan Manuel Uberti, notó que “en los volúmenes diarios (comercializados) se va perdiendo un poco de dinamismo en los negocios, al menos comparado con los primeros días”.
“Los precios siguen firmes, atractivos, y hay que considerar que esto terminaría su vigencia a fines de este mes. Podría mantenerse este ritmo aunque ya exhibió una merma, para aprovechar el incentivo mientras dure. Si bien hubo rumores de que se extendería un tiempo más, aún no hubo pronunciamiento oficial al respecto”, concluyó Uberti.
Una de las razones para las cuales se puso en marcha esta medida era dotar de mercadería a la industria procesadora para elaborar harinas, pellets y aceite de soja, y después exportar valor agregado.