Por Redacción PortalPortuario
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China ha pedido el fin de los ataques a buques comerciales en el Mar Rojo, lo que han ampliado el conflicto entre Hamás e Israel y han puesto en riesgo los intereses comerciales de Beijing a lo largo del Canal de Suez.
La milicia hutí de Yemen, respaldada por Irán, está desafiando la capacidad de la mayor nación comercial del mundo para defender miles de millones en inversiones estratégicas en Egipto.
Desde que el presidente Abdel-Fattah el-Sisi llegó al poder en 2014, China ha intensificado sus actividades comerciales y de inversión a lo largo del Canal de Suez de Egipto, a través del cual fluye una cantidad significativa de los bienes del gigante asiático con destino a Occidente.
Inversión y comercio
Beijing ha alentado a las empresas estatales a invertir decenas de miles de millones en los sectores de logística, transporte y energía de Egipto, según muestran los datos del grupo de expertos American Enterprise Institute (AEI), y ha concedido préstamos por 3.100 millones de dólares, según el Banco Mundial.
En los meses previos al ataque de Hamas del 7 de octubre contra Israel, compañías de China y Hong Kong prometieron al menos 20 mil millones de dólares en varios proyectos a lo largo de la vía fluvial de Egipto.
Los ataques, que disuaden el transporte marítimo comercial desde el Mar Rojo y el Canal de Suez, podrían frustrar a los inversores chinos que han comprometido grandes sumas de dinero para el desarrollo de la ruta para beneficiarse de su paso seguro.
El gigante naviero estatal Cosco se unió a Maersk, Hapag-Lloyd, Evergreen y otras líneas navieras al suspender los servicios a Israel, en marzo pasado invirtió mil millones de dólares en la infraestructura portuaria de Egipto, según la AEI.
A Cosco se unió CK Hutchison Holdings, un conglomerado con sede en Hong Kong, que en marzo anunció planes de destinar otros 700 millones de dólares para desarrollar una nueva terminal de contenedores en el Puerto de Ain Sokhna, en el Mar Rojo, y en B100, una nueva terminal de contenedores en el recinto portuario mediterráneo de Alejandría.
Ese mismo mes, demostrando los intereses comerciales más amplios de China en Egipto como vínculo entre Asia y los mercados mediterráneo y europeo, Xinxing Ductile Iron Pipes dio a conocer planes para invertir 2.000 millones de dólares en plantas de hierro y acero, también en Ain Sokhna.
Y en octubre, la Zona Económica del Canal de Suez de Egipto llegó a un acuerdo de 6.750 millones de dólares con la empresa estatal China Energy para desarrollar proyectos de amoníaco e hidrógeno verdes en la Zona Industrial de Sokhna, así como un acuerdo de 8.000 millones de dólares con United Energy Group para establecer un sitio de producción de cloruro de potasio.
Además, también está en juego la emblemática Iniciativa de la Franja y la Ruta del presidente Xi Jinping, de la que son miembros Egipto, Yemen e Irán.
China sostiene constantemente que no interferirá en los asuntos internos de otros estados soberanos, lo que lleva a los analistas a preguntarse cómo debería responder cuando surjan problemas entre los miembros de la BRI.
El dilema surge en particular cuando la cuestión socava fundamentalmente el propósito declarado de la BRI, que es conectar Asia con Europa mediante la creación de una serie de corredores de inversión y comercio que abarcan todo el continente.