Roberto Paveck es economista y académico, especialista en innovación y en gestión de puertos, además de columnista de PortalPortuario
Enfrentar los desafíos futuros en cualquier sector requiere una adaptación constante a un mercado global en rápida transformación. No se trata solo de anticipar nuevas tecnologías, sino de responder con agilidad a los cambios en las demandas del mercado. En el sector portuario, esta preparación exige un equilibrio entre la modernización de la infraestructura, el cumplimiento de las crecientes demandas logísticas y la presión por mayor eficiencia en un entorno centrado en operaciones más seguras y sostenibles.
En América Latina, estos desafíos son aún más evidentes debido al contexto de desarrollo de la región. Muchos países enfrentan problemas como infraestructura deficiente, falta de integración entre los modos de transporte e insuficiencia de inversiones, lo que afecta directamente la capacidad de respuesta del sector portuario. Ante este escenario, es fundamental adoptar un enfoque estratégico que privilegie soluciones innovadoras y bien estructuradas.
En este sentido, las alianzas estratégicas entre universidades y centros de investigación se han destacado como una herramienta eficaz para comprender los desafíos y desarrollar soluciones innovadoras en diversos sectores. En el sector agropecuario brasileño, por ejemplo, la colaboración entre empresas e institutos de investigación ha generado tecnologías avanzadas, revolucionando la productividad y la sostenibilidad agrícola.
Esto se debe a que la cercanía entre la academia y la industria permite aprovechar lo mejor de ambos lados, haciendo más eficiente el desarrollo de nuevas tecnologías. Mientras los investigadores académicos tienen la libertad de explorar problemas complejos y crear soluciones innovadoras, las empresas aportan su experiencia práctica y los recursos necesarios para transformar estas ideas en productos y procesos viables. Además, las asociaciones permiten que las empresas accedan a laboratorios y tecnologías avanzadas a menores costos, evitando grandes inversiones iniciales.
Esta proximidad también genera valiosas oportunidades para los estudiantes. Al participar en proyectos reales, desarrollan habilidades directamente aplicables al mercado laboral, lo que aumenta su empleabilidad y prepara una fuerza laboral más calificada y alineada con las demandas de la industria.
Sin embargo, construir y mantener estas asociaciones requiere un compromiso continuo y una visión a largo plazo. Por ejemplo, las empresas deben estructurarse para abrir sus operaciones a pruebas y experimentaciones, permitiendo que los investigadores validen sus ideas en escenarios reales. Por su parte, las universidades deben alinear sus investigaciones con las necesidades del mercado, ofreciendo soluciones prácticas que respondan a las demandas del sector.
Otro punto esencial de este proceso es el financiamiento, ya que la viabilidad de las investigaciones depende de recursos. Por eso, es importante que las empresas integren estos costos en sus presupuestos. Iniciativas en Brasil, como el programa de investigación aplicada del Puerto de Itaqui y la asociación entre la Autoridad Portuaria de Santos y la Fundación CENEP, que ofrecen apoyo financiero para la adquisición de insumos y becas de investigación, son ejemplos de cómo fortalecer estas colaboraciones.
En última instancia, es fundamental que las autoridades portuarias, las empresas y las universidades desarrollen una cultura que valore la innovación y la investigación, reconociendo la importancia de la cooperación mutua para superar los desafíos del sector. Esta colaboración representa una de las mayores oportunidades para impulsar el desarrollo tecnológico, económico y social del sector portuario en América Latina, posicionando a la región para competir de manera efectiva en un escenario global cada vez más competitivo.
Si quieres leer la versión de este artículo en portugués sigue haz clic abajo.
