Por Rodrigo Monsalve Riquelme, gerente general de Portuaria TSV
Mirar, escuchar, compartir son también conductas que permiten aprender y comprender de mejor manera la forma como las ciudades y los puertos pueden convivir y mantener una relación de mutuo beneficio.
Lo anterior es una de las razones por las que el año 2016, como Empresa Portuaria Talcahuano San Vicente o Portuaria TSV, decidimos postular a incorporarnos a la Asociación Internacional de Villas Portuarias (AIVP), siendo una de las 25 entidades que la agrupación acepto ese año entre sus miembros.
Estamos seguros de que el espíritu de diálogo que se vive al interior de la AIVP nos permitirá recoger las experiencias de otros puertos o sistemas portuarios del mundo que han conseguido de manera eficiente y en una lógica win-win o de ganancia para ambos sujetos: ciudad y puerto, superar los potenciales conflictos que supone la convivencia de una actividad productiva intensiva en medio de ciudades cada vez más demandantes de espacios para habitación, servicios y esparcimiento.
Desde la génesis de la ciudad, en el caso de Talcahuano, su crecimiento y desarrollo ha estado ligado a la actividad portuaria; pero con el correr de los años, otras actividades productivas comenzaron a compartir el protagonismo con los puertos, como la industria siderúrgica y petroquímica , años más tarde la industria pesquera.
Cada una ocupada básicamente de crecer, con una baja preocupación por lo que acontecía o los impactos negativos que su accionar causaban en las áreas circundantes.
Hoy, esta mirada propia de la segunda mitad del siglo XX, ha variado en forma significativa. Comunidades informadas y empoderadas exigen respeto al medioambiente y velan porque las externalidades generadas por las actividades productivas sean compensadas o, idealmente, inexistentes, obligando a cambiar la mirada. No se puede desarrollar una actividad sin considerar a la comunidad, a los habitantes de la ciudad.
En Portuaria TSV hemos dado a esta tarea una posición primordial. La idea es que la actividad de nuestros puertos se pueda desarrollar en conjunto con Talcahuano en una relación de ganar, ganar. En la que la mayor cantidad de actividades que desarrollemos, tanto nosotros como nuestros concesionarios, permitan también a los vecinos poder desarrollarse con la actividad económica el puerto.
Sabemos que no es posible pretender generar una actividad económica sostenible en el tiempo, con una comunidad que esté en contra de ella. Por lo tanto, eso hace necesario que las externalidades negativas que genera la actividad, más que ser mitigados, deben ser anticipados, compartiendo además los aspectos positivos que deja la realización de la actividad económica.
En este mismo eje, decidimos incorporarnos a la AIVP, porque ahí podremos conocer de otros, como han afrontado situaciones similares con los entornos inmediatos de las ciudades que acogen a los terminales y, a partir de ellas, crear nuestras propias soluciones para trabajarlas con la comunidad y las autoridades de la comuna.
Podremos compartir con otros actores de Europa, Africa y América, recogiendo sus experiencias y transmitiendo las nuestras para el beneficio de nuestros puertos y de la ciudad de Talcahuano.