Por Sebastián Betancourt
@PortalPortuario
El Puerto La Plata, situado en la costa de la Provincia de Buenos Aires, transita un buen año 2025, marcado por la incorporación de un servicio marítimo que le permite al terminal platense ampliar sus conexiones hacia otros mercados del mundo.
Si bien es un indicio positivo, el presidente de Consorcio de Gestión de Puerto La Plata, José María Lojo, reparó en el contexto actual que vive la Argentina y puso el foco en la actual dinámica económica, los movimientos de exportación e importación que transitan por los muelles del país y el escenario que enfrentan, incluyendo los retos que tiene pendiente la industria a nivel nacional, remarcando entre ellos que “el principal desafío que tenemos en Argentina en el sistema portuario es la integración estratégica”.
¿Cómo le ha ido el Puerto La Plata en lo que va del año?
Es un año particular, con mucho entusiasmo lo hemos tomado, porque se empiezan a concretar algunos trabajos que veníamos elaborando hace rato. A partir del mes de mayo, empezó a recalar en nuestra moderna terminal de contenedores, que es la más moderna de la República Argentina con capacidad para 500.000 TEU, un servicio regular de la empresa ONE. Hasta ahora, no teníamos ninguna naviera que nos hubiera elegido como punto de recalada y a partir de ahora lo tenemos, tenemos un servicio semanal. Así que estamos muy entusiasmados y pensamos que esto es la punta del ovillo para desarrollar esta terminal y que empecemos con una carga mínima para después ir creciendo con el sello internacional que vamos a tener directamente de La Plata a Singapur, Pusan y Shanghái. Estamos muy entusiasmados.
¿Cómo se ve el escenario para el resto de 2025?
Nosotros estamos en una situación muy difícil en nuestro país, está muy atravesado por cuestiones dramáticas, porque las soluciones que se están dando para estabilizar la macroeconomía, a mi criterio, de una manera muy poco sustentable, nos ponen en situaciones muy dramáticas, en cuanto a la realidad interna de nuestro país. Por otro lado, generan que sea prácticamente imposible exportar desde Argentina. Hoy en día tenemos un proceso donde sí se han intensificado las importaciones, así que, si bien a lo mejor del punto de vista de actividad portuaria no se siente mucho el movimiento, pero sí del punto de vista de la situación de divisas del país se va a ir haciendo cada vez más complicada, porque hoy en día la única forma que estamos recibiendo divisas es por préstamos, por deuda, así que es muy grave.
¿De qué manera impacta a los puertos argentinos?
Esto afecta todo el país y todos los puertos. Obviamente hay puertos que está más especializado en exportación, por ejemplo, agro industrial, y están soportándolo y tienen volúmenes importantes para compensar la baja rentabilidad que está teniendo en Argentina el agro, lo están compensando con volumen y eso genera movimiento portuario. Nosotros no estamos en esa línea, el movimiento de nuestro puerto es esencialmente el combustible, nosotros estamos anexos a la refinería de YPF en Ensenada y desde allí distribuimos combustible a todo el país. Lo que hay, es una situación de cierta estabilidad forzada con tendencia a la baja en lo que es el consumo de combustible, porque está vinculada precisamente con la producción de energía en las terminales termoeléctricas en todo el país. Mantenemos lo que es, fundamentalmente, el flujo de comercio internacional a través de importaciones, porque es muy poco lo que se puede exportar, salvo algún nicho como ocurre, por ejemplo, con la carne que se exporta a China desde el Puerto La Plata, pero es muy difícil sostener, porque en un mundo que está plagado de incertidumbres, eso es difícil de pronosticar.
¿Cuál es su visión del panorama comercial global?
Es un momento mundial difícil y que, precisamente, esta incertidumbre marcada por la inestabilidad política, las guerras y todo lo que está pasando en el mundo, va a poner en desafío el grado de autonomía de las regiones y los países. Por eso es importante, es clave y va a ser valorizado muchísimo más que nosotros tengamos el gran beneficio, la gran virtud de tener un continente de paz, un continente en donde las relaciones las resolvemos amigablemente como en familia y eso nos da oportunidades grandiosas en este momento, así que, si nosotros logramos estrechar esos lazos entre nosotros para fortalecer nuestras propias economías y nuestra propia manera de ver el mundo, distanciándonos de los conflictos que no nos pertenecen, tenemos una gran oportunidad de crecer en conjunto. Lamentablemente, el Gobierno nacional de mi país no está teniendo esa misma mirada y está, precisamente, metiéndose en el terreno de alinearse con determinados sectores y, a partir de eso, poner en riesgo toda la economía.
¿Qué retos tiene por delante el sistema portuario de Argentina?
El principal desafío que tenemos en Argentina en el sistema portuario es la integración estratégica. Hoy en día, es un sistema diseminado, no está ensamblado, hay puertos públicos, hay puertos privados, hay puertos privados de uso público y puertos privados de uso privado, tenemos vías navegables, tenemos accesos portuarios; el sistema en sí mismo no se conduce ni se maneja en forma integrada. Entonces, si no se reconoce como sistema integrado y no se definen estratégicas comunes y de largo plazo, es muy difícil que se obtengan resultados duraderos. El principal desafío que tenemos es, precisamente, integrarnos todos los que formamos parte de este sistema para establecer políticas comunes estratégicas de largo plazo.
¿De qué manera se puede avanzar hacia ese objetivo?
Es muy difícil, porque esa es un antípoda de lo que piensa el Gobierno nacional, el Gobierno nacional está por la disolución de todo lo que sean instituciones y, particularmente, el desplazarse como Estado de cualquier responsabilidad, queriendo transferir responsabilidades a privados y los privados podrán hacer muy bien su negocio y su tarea respecto de la actividad principal que ellos tienen, pero no tienen la obligación de priorizar el interés público sobre el interés privado. Entonces, si no hay una gobernanza del pueblo, de la República, de las políticas que llevan adelante y de los negocios que se establecen, va a ser muy difícil, porque eso redunda en una mejor calidad de vida para la población, que es lo que todos deseamos, así que estamos en un mal momento.
¿Cómo calificaría la situación actual?
Estamos en un mal momento y venimos de malos momentos anteriores también. Yo creo que, quizás, a lo mejor es el momento donde decimos “tocamos fondo”, esta experiencia que estamos teniendo ahora tan nefasta para mí, que significa el Gobierno nacional, es el momento de replantearnos de que tenemos que pararnos frente al futuro de otra manera y pensar en que en los próximos procesos electorales hagamos lo conveniente para poner una mirada nacional de que necesitamos tener una nación para integrarnos a las otras naciones del continente y tener un plan de progreso con las responsabilidades que los Estados le merecen.
En esa mirada de integración latinoamericana, ¿Cuál es el rol que deberían jugar los puertos?
Los puertos somos herramientas, desde mi punto de vista. Integramos distintas cadenas de valor y esas cadenas de valor tienen que ser abastecidas con nuestro servicio para que esas cadenas de valor, que son el verdadero objeto de la economía, se desarrollen de la mejor manera posible. Eso tiene que hacer que los puertos, que somos los puentes entre la tierra y el agua y por los cuales se mueve el 80% o 90% de la producción mundial, articulemos de tal manera que podamos dar ese mejor servicio a esa circulación de carga.
¿Cómo se articula esa idea integradora?
La eficiencia logística ayuda a que las cadenas de valor incrementen su valor y ese valor es lo que da riqueza y permite la mejor vida de la sociedad. Así que la integración y la mirada complementaria entre los distintos sistemas es esencial, mirando en qué medida podemos favorecer mejor a esas cadenas de valor. Claro, hay cadenas de valor que son estrictamente económicas, donde hay alguien que hace un negocio y entonces la cadena de valor se interpreta por esa economía y hay otras cadenas de valor que son sociales, que son de vida, entonces de repente tener la responsabilidad de desarrollar una economía regional, incentivarla, solucionarla o de asegurar el arraigo de determinadas poblaciones es también parte de algunas cadenas de valor que, identificadas estratégicamente, deberán ser abastecidas por los sistemas logísticos.
La creación de corredores bioceánicos entre el Atlántico y el Pacífico, ¿podría incentivar dicha integración?
Sin duda que puede ayudar. Lo que creo, es que los latinoamericanos tenemos que pensar, primero que nada, es en qué nos sirve a nosotros. Tenemos que pensar que esto no es un corredor bioceánico para China, Estados Unidos, Rusia, un tercero o una multinacional. Estos corredores bioceánicos tienen que ser el sustento de un desarrollo local fuerte para que, a lo mejor, si hay una economía regional de mi país que su mejor manera más eficiente para poder acceder al mercado internacional es a través de un puerto chileno, hay que favorecer ese circuito, no por Chile, no China o Estados Unidos, sino porque hay una región de mi país que necesita elaborar y desarrollar su producción y sacarla por ese destino. A mí me parece que tendríamos que pensar en qué medida nos asociamos con quienes son nuestros socios comerciales, no tengo nada en contra de que comerciemos con todo el mundo, pero que nos identifiquemos como socios comerciales, como vecinos y colaboradores locales a los que abastecemos a esos socios comerciales y que nos aseguremos de que la renta de esas operaciones nos permita apalancar el desarrollo de nuestro propio continente.













































