Por Andrés Orrego Siebert
@PortalPortuario
Los académicos de la Universidad de Valparaíso, Felipe Caselli, de la Facultad de Ingeniería Oceánica, y de Daniella de Luca, del Centro de Desarrollo Económico Internacional de la Escuela de Negocios Internacionales, entregarán los resultados de una investigación sobre los corredores logísticos marítimos para el envío de hidrógeno verde y sus derivados.
La presentación de este estudio, denominado “Corredores Verdes Marítimos”, tendrá lugar en el Naval Energy Summit que se llevará a cabo en el Club Naval de Valparaíso. En la instancia, también participarán profesores de otros centros universitarios, autoridades civiles y navales, además de invitados de puertos como el de Rotterdam y Amberes expondrán y debatirán sobre los alcances de estos combustibles limpios y sus requerimientos para traslado, almacenaje y distribución.
Sobre el estudio que presentarán los docentes porteños, Daniella de Luca señaló que “la idea fue conectar este potencial, a partir del mandato que tuvo el Ministerio de Energía, de aprovechar esa generación de energía más amigable con el medio ambiente para un consumo interno, lo cual vimos desde dos aritas. Una que es el corredor como buques que están movilizados por este tipo de hidrocarburos, pensando en el mandato de la OMI de descarbonización 2030-2050 y, la segunda, es verlo como un potencial de exportación; es decir, buques verdes que trasladan combustibles verdes”.
“Cuando hablamos del corredor verde, pensamos en utilizar buques o potenciar buques que sean movilizados por amonio o hidrógeno que es lo más complicado desde la química en este proceso de distribución. Ahí surge la mirada de estos corredores que ya existen, porque Chile cuenta con 12 corredores priorizados como rutas marítimas, donde ha trabajado en muchos de ellos con navieras como Maersk y, luego, entramos a la idea de si este combustible fuera para exportación o para abastecer a las zonas industriales de Chile, pensando en un cabotaje de este tipo de carga para lo cual estuvimos trabajando en lo que es Quintero, Valparaíso y San Antonio”, explicó.
“Hoy, los corredores se están pensando desde las zonas de generación de energía, principalmente, porque la inversión en almacenamiento no es menor. Entonces se está pensando la producción y cercano a esto el almacenamiento y la conversión y luego la exportación. En la zona extremo sur, en Magallanes, está pensado también de esa forma, pero el desarrollo portuario -a diferencia de Mejillones, en el norte- es menor”, agregó.
En vista de esto, en el caso de que Chile comience a abastecer a grandes buques con estos combustibles alternativos, las naves tendrán que dirigirse a la zona de Mejillones, Región de Antofagasta, para ser alimentados con amonio, metanol o, más a futuro, hidrógeno.
La académica, por otro lado, clarificó que el concepto de corredor verde no refiere ni a la exportación ni al abastecimiento, sino al uso en una determinada ruta de alguno de los combustibles cero emisiones. Aún así, en ese caso el surtimiento es parte fundamental para que el trayecto sea limpio, de modo tal que el estudio no solo aborda el circuito, sino las posibilidades de que Chile se convierta en una hidrolinera marítima, además de su potencial exportador.
Requerimientos portuarios
El estudio de los académicos de la Universidad de Valparaíso se centró en los puertos de su región y sus posibilidades para participar no solo como parte de estas rutas verdes, sino también como articuladores del abastecimiento interno y externo de los combustibles alternativos.
“El puerto es un punto de enlace. El puerto en sí mismo no consume y, en ese sentido, si pensamos en exportación va a depender de cuál sea el producto que en el otro país no están pidiendo y en términos de consumo interno es la misma historia. Entonces, es ahí donde hay que ver cómo se desarrollan las iniciativas, porque van mostrando cuál es la demanda y de qué producto, pues en función de eso se ven los requerimientos en infraestructura para la transferencia segura de ese tipo de combustibles”, explicó Caselli.
“Una vez que se llegue al potencial de desarrollo, si pensamos en Magallanes, la lógica dice que los buques van a salir directo a Europa, por ejemplo, porque se ahorran una pasada por la zona central de Chile y el Canal de Panamá, pero de todas formas se van a necesitar buques que vengan a esta zona (a la Central) para cubrir la demanda interna. De hecho, en presentaciones ministeriales ha quedado explícito que parte de lo que se va a producir está pensado para demanda interna, por lo que -de todas formas- los puertos de la Zona Central van a tener que estar preparados para poder recibir el producto que llegue que puede ser amonio o metanol”, ahondó.
“De acuerdo a normas internacionales y nacionales, los puertos requieren una certificación particular para este tipo de cargas. En el caso de Quintero está certificado para amonio y metanol, pero hidrógeno marítimo aún no está la norma para movimiento transoceánico, aún cuando -por ejemplo- Países Bajos ya lo moviliza en canales, pero está todo eso en corredores piloto. Por eso, se ve como más conveniente mover ese hidrógeno como derivado, o sea como amonio o metanol. Por ahora, el gran problema del hidrógeno es la gran volatilidad que tiene y, por eso, es más complejo su movimiento, pero desarrollándose la tecnología sería mucho mejor mover directamente hidrógeno, sin embargo, para esa tecnología aún falta. Ahora, lo que sucede es que generas el hidrógeno, lo conviertes en un derivado, usas el derivado y después lo tienes que volver a convertir”, agregó.
Ambos académicos coincidieron en que será la tecnología que se desarrolle primero la que masificará el uso de un determinado combustible por sobre otro sin perjuicio que los avances posteriores permitan un ordenamiento de la oferta y demanda de los distintos productos.













































