Por Redacción Grupo T21
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El Puerto Nuevo Manzanillo aún no inicia formalmente su construcción, pero ya ha despertado el interés de los principales jugadores globales de la industria marítima. De acuerdo con el almirante Guillermo Mejía George, director general de la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) Manzanillo, se han recibido cartas de interés de las 13 navieras y terminales más importantes a nivel mundial para participar en las futuras licitaciones.
“La próxima terminal se licitará en julio del 2026 (…) y en 2028-2029 estará entrando en funcionamiento la primera terminal”, adelantó durante su participación en el XXIX Congreso Anual de Agentes Navieros, organizado por la Asociación Mexicana de Agentes Navieros (Amanac).
Este proyecto es, en palabras del propio Mejía George, una oportunidad histórica para reorganizar la operación portuaria.
“El Puerto de Manzanillo es un puerto muy ocupado y exitoso, por lo que el proyecto de expansión nos brinda la oportunidad no sólo de crecer nuestra situación operativa, sino de realizar una planeación que permita que todo lo que se hace actualmente en San Pedrito pueda hacerse de manera más ordenada y eficiente en la Laguna de Cuyutlán”, precisó Mejía George.
El nuevo recinto portuario, situado a unos 30 kilómetros del puerto actual, abarcará 1.880 hectáreas, un polígono cuatro veces más grande que el actual Manzanillo. Se especializará en contenedores e hidrocarburos, pero también incluirá un muelle de apoyo para traslados interportuarios. Su profundidad de -18 metros permitirá recibir buques de gran calado, mientras que las terminales tendrán muelles de entre mil 176 y dos mil metros, y superficies que van de 49 a 104 hectáreas.
El plan contempla cinco terminales de contenedores altamente tecnificadas, con patios y muelles diseñados para una automatización progresiva y conectividad ferroviaria integral. “El movimiento aquí se pretende que el 70% sea por ferrocarril y el 30% sea por transporte terrestre”, precisó el almirante.
La construcción de este nuevo puerto también contempla la reubicación de las instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) que hoy ocupan el polígono 1, una medida que, explicó, fortalecerá la cadena de suministro de energía, asegurando control y trazabilidad, y disminuyendo riesgos para la sociedad en general.
La meta es ambiciosa: convertir a Manzanillo en el puerto número uno de América Latina y el 15° a nivel mundial, con un volumen proyectado de 10 millones de TEU anuales. “La meta: más productividad por área, menor riesgo operativo y mayor eficiencia logística”, sintetizó Mejía George.
De acuerdo con el funcionario, el actual Puerto de Manzanillo opera a un 95% de su capacidad, lo que provoca severos congestionamientos cuando ocurren interrupciones internas o externas, mientras que las ampliaciones que están efectuando las terminales podría reducir este porcentaje solo hasta un 89 por ciento. Esto pone de relieve la importante de la construcción del puerto Nuevo Manzanillo.
Cabe recordar que en junio de este año, T21 publicó que en una sesión extraordinaria del Consejo de Administración de la Asipona Manzanillo, se informó que la autoridad del puerto iniciaría el proceso administrativo para la reubicación de la Terminal Especializada de Contenedores (TEC) I, concesionada desde 1995 a la estadounidense SSA Marine México, al puerto de Cuyutlán.
Sin embargo, el avance del proyecto enfrenta cuellos de botella regulatorios y sociales. El retraso principal está en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) emitida por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). “Ahorita estamos tardando un poco porque la MIA no sale; probablemente este mes o hasta noviembre de 2025 la MIA está terminada, y una vez que Semarnat nos haga favor de entregar la MIA, con eso empezará el dragado”, explicó.
A esto se suma la oposición de algunos grupos locales. “Hay por ahí unos líderes que no nos dejan avanzar (…) simplemente ponen peros, y esos líderes no tienen nada que ver con los pesqueros. Entonces el problema se va a resolver”, afirmó. Desde hace años, dijo, se trabaja para ofrecer alternativas a cooperativas pesqueras y evitar afectaciones. “Definitivamente el vaso donde ellos laboran no se está tocando y se les está dando el apoyo”, puntualizó.
A pesar de estos obstáculos, el proyecto mantiene atracción internacional. Seis empresas globales ya manifestaron su interés en participar en el dragado, uno de los componentes técnicos más relevantes de la obra.




























