Por Redacción PortalPortuario
La llegada de un buque especializado marca el regreso de la carga Ro-Ro al Terminal Puerto Coquimbo (TPC), lo cual fue valorado desde el concesionario al reforzar la diversificación logística y el rol estratégico de TPC en la región.
Lo tratado también se reconoció como un hito para la continuidad operativa y la ampliación del portafolio de servicios de la instalación marítima.
Lo anterior se concretó con el arribo del car carrier Crystal Ace, el que recaló al Puerto de Coquimbo con un total de 183 bultos para ser desembarcados, entre los que destacan 43 automóviles, 8 tráileres, 3 carros bomba, 57 cajones y diversas maquinarias para la minería y la construcción.
Al respecto, Laura Chiuminatto, gerente general de TPC, señaló que “en TPC contamos con la infraestructura, el equipamiento y el equipo humano especializados para recibir cargas de alto volumen y complejidad, desde automóviles y maquinaria industrial hasta proyectos mineros y portacontenedores de gran escala. Este nivel de especialización nos permite ofrecer operaciones seguras, eficientes y a la medida, reafirmando el rol del puerto como una plataforma logística clave para el desarrollo productivo de la región”.
Por su parte, Ernesto Piwonka, gerente general de la Empresa Portuaria Coquimbo (EPCO), indicó que “con esta atención en particular, el puerto de Coquimbo refuerza su capacidad de ofrecer servicios multipropósito. La disponibilidad de tres sitios operativos, junto a un equipo especializado, nos permite coordinar y gestionar operaciones en plazos breves, asegurando eficiencia y continuidad operacional acorde con las exigencias del comercio internacional. Asimismo, es un téngase presente de que la logística regional y descentralizada es posible, y nos muestra lo mucho que tenemos por delante en esta materia”.
La recalada en Coquimbo, cabe consignar, es inédita en el sentido de que no se registraba la atención de un buque autero desde 2022, momento en que la atención de este tipo de naves en Chile se diversificó debido a la congestión reinante en San Antonio, llevando este tipo de cargas también a los complejos portuarios del Concepción Metropolitano, específicamente, San Vicente y Lirquén.
