El Puerto de Auckland, en Nueva Zelanda (POAL), deberá pagar un total de 59 mil dólares debido al accidente que sufrió, en enero pasado, un estibador mientras realizaba operaciones en un buque portacontenedores.
POAL, a raíz del siniestro que dejó grave al trabajador, fue multado con 41 mil dólares estadounidenses o 55 mil dólares neozelandeses. Además, deberá entregar al operario otros 25 mil dólares neozelandeses que equivalen a 18 mil dólares de Estados Unidos.
La sentencia fue dicatada por el Tribunal de Distrito de Auckland, luego de que el puerto admitiera no haber adoptado todas las medidas de seguridad posibles para sus empleados de acuerdo a la legislación laboral vigente desde 1992 en el país oceánico.
Según la Autoridad Marítima de Nueva Zelanda, el estibador resultó herido al intentar desalojar un cerrojo giratorio que quedó atascado sobre contenedores apilados en la nave Lica Maersk. En ese momento, el hombre intentó destrabar el macanismo con una barra de cinco metros; sin embargo, terminó cayendo desde una altura de 15 metros al agua, no sin antes golpearse con una viga de la grúa, quedando 15 minutos flotando entre el muelle y la nave.
A raíz de lo anterior, el trabajador terminó con las piernas quebradas, tres vértebras, diez costillas fracturadas. La misma lesión presentó su esternón y tendones de su mano izquierda, además de una laceración en uno de sus pulmones, lo cual lo dejó inhabilitado para volver a desarrollar labores de ese tipo.
La indagatoria de Marítima Nueva Zelanda arrojó que ninguna barandilla de seguridad estaba en su lugar en la zona en la que el estibador se encontraba trabajando, porque dicho lugar estaba cubierto por equipos de amarre de contenedores.
Lo anterior, además, se relacionó con una mala gestión en materia de seguridad de POAL, toda vez que la empresa no proporcionó formación adecuada ni tampoco tuvo una rutina de inspección para procedimientos de salud y seguridad, pese a haber identificado en 2013 que el método empleado por el trabajador para destrabar el cierre de giro o twistlock era peligroso.
El director Maritime NZ, Keith Manch, dijo que la sentencia refleja la gravedad del incidente. “Hubo múltiples fallas de procedimientos y la comunicación en este caso y los efectos a largo plazo para el hombre herido han sido devastadores”.
“La salud y la seguridad deben ser tomadas en serio. Todos los trabajadores tienen derecho a lugares de trabajo seguros y de volver a casa sanos al final del día”, añadió.