Por Redacción PortalPortuario.cl
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En abril pasado, la naviera K Line sorprendió al mundo al nombrar -por primera vez en 132 años- a una mujer como capitán de una de sus naves, algo inédito para un país conservador como Japón.
Se trató de Tomoko Konishi cuya historia, a pesar del océano que las separa y las une al mismo tiempo, no es muy distinta a la de Andrea Castro, quien en 2014 se convirtió en una pionera al ser la primera capitán de la Marina Mercante de Chile, sin pasar antes por una serie de trabas y desafíos propias de un país que todavía no termina de abrir espacios en todas las áreas a las mujeres.
Ese liderazgo, que ya fue reconocido por la Armada y también por la Municipalidad de Valparaíso, será nuevamente elogiado y galardonado al cumplirse 200 años del aniversario de la Marina Mercante cuando le sea conferido el título de “Capitán de Ultramar”.
En conversación con PortalPortuario.cl, Andrea Castro, quien hoy se desempeña como capitán en la Naviera Magallanes (Navimag), abordó lo que significa este nuevo paso en su vida y el aporte que su especialización en la navegación por la Patagonia entrega a quienes ven en el mar su vocación.
¿Por qué decides dedicar tu vida a navegar?
Mi padre es constructor civil y siempre me hablaba del mar. Me contaba sobre los barcos y creo que eso, sumado a mi cercanía con el mar en Valparaíso donde nací y donde crecí influyó. A una corta edad ya sabía que quería ser marino mercante.
Era un Chile distinto, las mujeres no entraban a la Armada y tuvo que que escribirle al presidente Patricio Aylwin ¿Cómo fue eso?
Así es, le pedí autorización. Eso fue en 1993, pero en esa época las mujeres no entraban a la Escuela Naval. Eso comenzó a pasar aproximadamente el 2005. Así que no resultó, pero ello no cambió mi decisión.
¿Y cómo lo hizo?
Ingresé al Instituto Profesional de Valparaíso, sede técnica de la Universidad del Mar. Estudié Ingeniería en Transporte Marítimo, porque la Dirección General del Territorio Marítimo dio la autorización para que esta entidad dictara la carrera para Marino Mercante y eso abrió el espacio para que salieran oficiales de la Universidad del Mar.
Egresé en 1997; en 1998 hice mi período de instrucción y en 1999 estaba dando mi examen para tercer piloto. Luego, entré a Sudamericana de Vapores donde estuve hasta ser primer piloto.
¿Cómo fue que llegó a navegar por los canales del sur?
Fue en esos viajes donde empecé a escuchar sobre el concepto de conectividad, los ferries y el transporte rodado. Los barcos auteros me gustan, así que comencé a mirar con interés lo que estaba pasando en el sur de Chile y luego de estar en tierra durante los primeros años de vida de mi hija Antonia, quise volver a navegar, y encontré en Navimag una posición bastante interesante.
¿Qué tiene de interesante?
Es una escuela muy bonita. Se están haciendo permanentemente maniobras. Llegas cada 22 horas a puerto, entonces tienes que tener un plus en la sintonía fina de esto, navegando además en los canales. Por esto, navegar por la Patagonia es una excelente escuela de maniobras y canales. Es una gran oportunidad de desarrollo de la Marina Mercante y creo que sería muy bueno que otras compañías navieras siguieran el ejemplo de Navimag para aprovechar esta especialidad y darle fuerza.
¿Qué significa ser la primera capitán y, por consiguiente, un ejemplo para otras mujeres?
Lo tomo con humildad. Pienso en la historia que evidencia cómo todo el movimiento para abrir carreras del mar con mujeres, se vino en los ochentas y en los noventa pasando de una mujer que era preparada para ser una dueña de casa y esposa, a una generación de la cual formé parte donde nos inculcaron que había que estudiar para ser profesional e independiente. Hoy me toca ver, me toca hablar, me toca conversar con las chicas que vienen en estos momentos preparándose para ser tercer, segundo, primer piloto y capitanes de alta mar. Y en realidad ellas son muy pero muy capaces y me enorgullece ver cómo nuestra Marina Mercante hoy crece y se fortalece con el aporte que como mujeres podemos hacer con nuestra mirada y capacidades.
¿Algún consejo para aquellas mujeres que ven en la Marina Mercante su opción de vida?
Yo parto de la base de que las cosas se hacen con amor. Cuando tengas vocación, cuando te guste algo, hazlo y hazlo bien y sé profesional en lo que hagas. En este trabajo en particular ello es importante, porque tienes a tu cargo gente, donde a medida que vas aumentando de grado son más las responsabilidades donde hay que tomar decisiones, y donde tú eres la única persona que las puede tomar. Te van a mirar y te van a preguntar y ahora qué hacemos, desde el más joven hasta el mayor, y te lo preguntarán, porque tú eres el oficial. Debes aprender que somos una marina civil pero con verticalidad. Por lo tanto, te riges por un concepto de obediencia, debes aceptar que recibirás órdenes. Hay un dicho dentro de esta jerarquía que dice “el que sabe obedecer, sabe mandar” y si tomas conciencia de ello, tu desempeño será exitoso.