Por Luis Alberto Zanela
@GrupoT21
Pese a no ser un procedimiento exigido por la autoridad aduanera, las navieras continúan con la práctica de revalidar los Bill of Lading (BL) marítimos o conocimientos de embarque, lo que retrasa la logística en los puertos mexicanos, señaló un documento del Instituto de Investigaciones Estratégicas de la Armada de México (Ininvestam).
Firmado por Baruc de la Fuente y Jesús Encinas, el texto detalla que el comercio exterior es un factor clave para la economía nacional, por lo que el intercambio de bienes tanto en importación como en exportación debe ser eficiente, contando con un aparato administrativo que aliente inversiones, simplifique los modelos de gestión y reduzca los trámites y procesos para la entrada y salida de mercancías.
“Dentro de estos procesos, particularmente en el caso de las líneas navieras, existe la revalidación de los conocimientos de embarque o Bill of Ladings que se ha convertido en una práctica común y que anteriormente estaba normada dentro de la Ley Aduanera; sin embargo, este precepto quedó eliminado de dicha ley en el año de 2013. A pesar de ello, la práctica sigue siendo aplicada en los procedimientos administrativos implicando un incremento de los procesos administrativos y por ende de los tiempos de importación de las mercancías que arriban a los distintos puertos mexicanos”, añade la investigación.
Este documento presenta el argumento de que es necesario agilizar los procesos administrativos y un punto de vital importancia es la eliminación del conocimiento de embarque, igualmente exponer que, ante la no obligatoriedad de este instrumento, se requiere de una nueva actitud mental y moral de las navieras, como actores principales del movimiento portuario para que, en su conjunto, se proyecten beneficios que den preferencia a los puertos y volverlos más competitivos.
De acuerdo con el texto publicado por el Ininvestam, las navieras continúan exigiendo la revalidación del conocimiento de embarque a los importadores y/o agentes aduanales ignorando las causas de esto, ya que no se conoce cuál es el beneficio o la razón por la cual las líneas navieras requieren de dicha revalidación.
La situación, de acuerdo con los autores, tiene un efecto inmediato que se traduce en retrasos significativos en el movimiento de las cargas de comercio exterior y, en consecuencia, la reputación de todos los puertos mexicanos, “porque hay que enfatizar que esta práctica es a nivel nacional, se ve afectada en el ámbito internacional restando competitividad a los mismos”.
“El proceso de revalidación consiste en un sello que imprimen las líneas navieras en el conocimiento de embarque; sin embargo, si este no se lleva a cabo, los recintos fiscalizados no entregan la carga a sus legítimos propietarios, poseedores o consignatarios acreditados. Todo esto suma tiempos innecesarios y obliga a que las mercancías permanezcan dentro de los puertos por un uso costumbre que no tiene ningún sentido”, destaca el documento.
Bajo este escenario, los autores agregan que si este asunto se trata “de una especie de uso-costumbre o mala práctica, entonces lo que se requiere es un esfuerzo de voluntad, una actitud positiva y el firme deseo de cambiar una práctica equivocada. En la realidad, este proceso, tan ilógico como es, sigue siendo ejercido por las navieras, algo que legalmente dejó de ser exigible desde el año 2013 en términos de la Ley Aduanera y su prevalencia solo puede explicarse por razones, simplemente inexplicables”.
En cuanto a la Ley de Navegación y Comercio Marítimos y su referencia sobre el concepto de la revalidación, es necesario eliminarlo mediante una reforma a dicha disposición legal, así no habrá dudas de que es un procedimiento obsoleto que no aporta nada a la eficiencia portuaria.
“Es evidente que la velocidad con que se transforman los procedimientos para hacer el tráfico marítimo internacional más rápido y seguro tiene una conexión directa con la implementación de nuevos procesos electrónicos y el cada vez mayor uso de las TICs, México no puede quedarse rezagado en este rubro, la atención del cliente para mover mercancías desde y hacia el país debe ser un ángulo de prioridad para volverse un centro de atracción portuaria (…) Este país tiene todo el potencial para convertirse en un punto nodal del tráfico marítimo, es cuestión de concederle la oportunidad, otorgarle la importancia que se merece y querer hacerlo”, concluye.
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