Por Redacción Grupo T21
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La pandemia por COVID-19 ha tenido efectos devastadores en la región de América Latina y el Caribe, hundiendo a la región en la peor contracción comercial desde el gran colapso comercial del 2008-2009, de acuerdo con Rodrigo Contreras, consultor senior del sector de integración y comercio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La más reciente Encuesta INTAL, del Instituto para la Integración de América Latina, un organismo del BID, develó que 77% de las 539 empresas exportadoras evaluadas disminuyó sus exportaciones desde el inicio de la pandemia.
“El valor de las exportaciones de América Latina y el Caribe se contrajo a una tasa en un rango de -11.3% y -13% en 2020. Las ventas externas de la región ya habían mostrado cierto debilitamiento en 2019, cuando disminuyeron 2.3 por ciento. Y la merma de la demanda global (menos de China) golpeó a la región principalmente por el lado de los volúmenes, aunque los precios también cayeron”, dijo Contreras en su participación en el webinar El Futuro Mundial de la Logística y Cadena de Suministro post COVID-19, organizado por el COMCE Nacional.
Así mismo, América Latina y el Caribe sería la región de mayor contracción en la atracción de inversión extranjera directa (IED) en 2020, de entre 45 a 55%, mientras que a escala global se espera que haya caído un 40%, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
De acuerdo con María Luisa Boyce, vicepresidenta de asuntos públicos globales de UPS, también presente en el webinar, al mover el 3% del PIB mundial diariamente, esta compañía ha observado los cambios registrados en el manejo de las mercancías durante la pandemia, así como las distintas políticas públicas sanitarias y de apertura o cierre de fronteras que aplicaron los distintos gobiernos de la región.
“Empezamos a ver unos cambios drásticos de cómo se hacía el gasto discrecional, cómo se manejaba el inventario y el almacenamiento en este sentido, porque se vio totalmente interrumpido en la demanda y el movimiento de la cadena logística y hubo unos cambios muy interesantes en las categorías qué empezó a comprar el consumidor”, dijo.
Una encuesta de UPS que realizó a pequeñas y medianas empresas (Pymes) durante la pandemia reveló que sus mayores afectaciones provinieron del acceso a flujo de caja, manejo de empleados (por las cuestiones sanitarias), obstáculos para su cadena de suministro y un cambio totalmente de la interacción, en la venta directa al consumidor.
“Les ha tocado a las empresas planear mejor cómo van a mover el inventario y cómo poder trabajar con tiempo con los distribuidores logísticos”, dijo Boyce.
Ante estos efectos, el consultor senior del BID consideró que el comercio será clave para la recuperación económica de la región, ya que la liberación comercial ha tenido impactos positivos en su crecimiento económico, el empleo y la desigualdad.
Mencionó que precisamente esta liberación del comercio ha acelerado el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB), puesto que contribuyó con 30 o 40% de crecimiento adicional del PIB per cápita de la región entre 1990 y 2010, y en la región de Norteamérica generó un crecimiento del empleo de sector manufacturero, en México de 14%, específicamente.
Sin embargo, Rodrigo Contreras consideró que existen ciertos elementos que aún hay que considerar para detonar el crecimiento a través del comercio, como la reducción de los costos logísticos.
“El costo de transporte, logística y procesos administrativos en América Latina y el Caribe equivalen al 20% de los costos de producción, que es el doble del promedio mundial. Los costos de información son de 6% o más y están relacionados con la demanda del mercado, la preferencia y regulaciones del consumidor. Y, finalmente, hay costos regulatorios importantes que equivalen al 10% de los costos de producción y que surgen de la proliferación de disciplinas divergentes de los acuerdos de libre comercio”, comentó.
Aunado a lo anterior, argumentó que la reducción en los tiempos y los costos en las fronteras puede arrojar beneficios significativos para la región.
“Hay otros costos logísticos importantes que son determinantes para la integración en la red global de cadena de valor, como la infraestructura portuaria, aeroportuaria y burocracia, pasos fronterizos, que son importantes cuellos de botella en la región, demoran de 2 a 3 días, mientras que son menos de un día de Estados Unidos a Canadá y también programas de OEA (Operador Económico Autorizado) y, finalmente, también factores importantes que debe avanzar en la región sobre la digitalización de las aduanas, el reducir el tiempo de los despachos mediante sistemas automatizados y también puertos más inteligentes y el uso de tecnología”, dijo.
El consultor senior del sector de integración y comercio del BID consideró como positivo que casi el 90% del comercio entre los países de la región hoy en día está libre de aranceles y los acuerdos de libre comercio han proliferado durante el último cuarto de siglo.
Sin embargo, en el lado negativo, reveló que el comercio intrarregional en América Latina y el Caribe continúa siendo bajo, ya que hoy en día representa sólo el 14.2% del comercio total de la región y, si se compara con otras regiones, por ejemplo, en la Unión Europea es el 60%, en la zona del T-MEC es el 50% y en los países de Asia Oriental en desarrollo es el 41 por ciento.
Además, la participación de América Latina y el Caribe en el comercio mundial se ha mantenido en alrededor del 5% desde la década de 1960.